martes, 19 de junio de 2007

Luis A. Calvo


Luis A. Calvo

(Gámbita, Santander, agosto 28 de 1882 - Agua de Dios, abril 22 de 1945) llegó a Bogotá en 1905 en busca de una educación musical formal en la Academia Nacional de Música junto a los profesores Rafael Vásquez Flórez y Guillermo Uribe Holguín. Allí estudió una gran variedad de instrumentos, entre ellos el chelo, y llegó a desempeñarse como instrumentista de la orquesta de la Academia (luego Conservatorio). Su experiencia musical anterior había sido intensa, pero limitada: ejecutante de bombo, platillo, bombardino y violín en Tunja y pistón en la Segunda Banda del Ejército en Bogotá. Para Calvo la música fue su vocación, carrera y profesión. Junto a Pedro Morales Pino y su célebre Lira, cultivó la música popular andina. El ímpetu de su carrera en Bogotá se vio frenado por el contagio de la lepra en 1916 y su retiro hacia Agua de Dios, la Ciudad Martirio.
El mayor logro musical de Calvo se da en el terreno de lo pianístico (ver Credencial Historia Nº 72, diciembre 1995, pp. 12-15), si bien no se puede desestimar su interés por la canción y tampoco se pueden ignorar los logros pianísticos de sus contemporáneos. Sin embargo, hacer referencia a dos de sus obras, Malvaloca y Lejano azul, es para muchos mencionar auténticos paradigmas de la música para piano en Colombia. El atractivo indiscutible del repertorio de Calvo es el del impacto afectivo de su fértil imaginación melódica y la exitosa amalgama que acusan sus creaciones entre lo popular y lo elaborado.
Se traduce en la obra para piano de Calvo un hecho evidente, un talento musical natural que recoge pocas influencias externas que no sean las de la música que permeó su juventud. Se pueden detectar giros en la obra de Calvo que evocan fugazmente referencias preexistentes. Tal es el caso de quienes asocian no sólo el título, sino las sinuosidades de su Arabesco, con el célebre Arabesco Nº 1 de Debussy; ornamentaciones que de inmediato nos recuerdan la música de Chopin figuran de manera evidente en el capricho Cartagena y en el preludio Spes Ave; la gavota Cecilia sorprende con su introducción densa y el toque clásico y casi mozartiano de la siguiente sección.
El genio romántico de Calvo radica en la facilidad con que produce una melodía tras otra en los contextos rítmicos más disímiles. Cada obra es un poema musical secretamente personalizado. Las piezas para piano de Calvo no son descriptivas, sino evocadoras. No hablan de eventos, sino de sentimientos, y de la manera más directa. La vida de Calvo no se divorcia fácilmente de su obra. Conoció la tragedia, el destierro y el desprecio social. El número total de composiciones de Calvo es de más de 160. Las piezas para piano son en su conjunto refinadas y elegantes; las danzas, delicadas; los pasillos, ingeniosos; los intemezzi, sugestivos y los valses, encantadores. Obras pensadas para una sociedad idealizada, a la cual no le era permitido pertenecer. A ella dedicó su vida.
Compuso Dolor que canta, tango, núm. 1000, 21 de mayo de 1927.
(Credencial)

Francisco Cristancho


Francisco Cristancho

Nació el 27 de septiembre de 1905 en Iza, Boyacá, el maestro Francisco Cristancho Camargo, emblemático compositor, intérprete de bandola, trombón, tiple y guitarra, arreglista, director. Una brillante carrera a la que hoy Bandolitis quiere rendirle homenaje en su centenario.
Uno de los mejores tributos que se le puede ofrecer a un compositor como Cristancho, es escucharlo y divulgarlo, así que los invitamos a esta pequeña audición que hemos preparado con la selección de seis temas de su autoría, uno cada día y durante toda esta semana, interpretados por diversas agrupaciones instrumentales: Bochica (Trío Morales Pino) el miércoles, Bachué (Grupo Jusard Armmónicas) el jueves, Bacatá (Cuarteto Juvenil de Ginebra) el viernes, Torbellino de mi tierra (Trío Colombita) el sábado, Santafereña (Camaradería) el domingo y Pa' qué me miró (Fabián Forero) el lunes. Anímense a escucharla y por qué no, envíen una "serenata virtual" a la novia, a la mamá, al abuelo, al amigo... con las obras de nuestro homenajeado.

Compuso "Olga I", tango milonga para violín y piano, núm. 1242,

(Mario Carvajal)

EMILIO MURILLO



EMILIO MURILLO

Músico boyacense nacido en Guateque el 9 de abril de 1880
Tiplista de excepción, interpretaba también otros instrumentos de cuerda, flauta y piano. Discípulo del Maestro Pedro Morales Pino, quien decía que Murillo “llevaba en sí el incurable microbio de la música”, se le ha catalogado como el apóstol de la música colombiana por su afán de divulgación de la misma fuera y dentro del país.
Desde los 16 años, ya era contertulio de los centros de bohemia cultural de Bogotá, en los cuales compartía con quienes ya eran grandes personalidades de nuestra cultura y de nuestra música. En famosos “La Gruta Simbólica”, “La Gran Vía”, “La Gata Golosa” y “La Cuna de Venus” se reunía permanentemente con las más importantes figuras de la época, como Pedro Morales Pino, Alejandro Wills, Gonzalo Fernández, Julio Flórez, El “ciego” Escamilla, Luis A. Calvo, Fulgenio García, Guillermo Quevedo, Jerónimo Velasco, Federico Rivas Frade, Enrique Alvarez Henao, Clímaco Soto Borda, Ismael Enrique Arciniegas, Jorge Pombo, Alberto Escobar, Arturo Patiño, Jorge Rubiano, Eustacio Rosales, Ricardo Cuberos, Jorge Añez, Ricardo Acevedo Bernal, y muchos otros más.
Amigo personal del poeta Julio Flórez, a quien acompañaba al piano mientras recitaba sus poemas, muchos de los cuales tuvieron vida musical en sus composiciones. Fué el descubridor de los hermanos Carlos Julio y Alcira Ramírez, dos de las grandes glorias del canto nacional, e igualmente fué el primer profesor de la extraordinaria cantante tolimense Matilde Díaz, esposa por muchos años del gran maestro de maestros Lucho Bermúdez y posteriormente del Dr. Alberto Lleras Puga, hijo del expresidente Alberto Lleras Camargo.
Fué periodista de los más importantes medios capitalinos sobre temas culturales y amigo personal de los expresidentes López Pumarejo, Laureano Gómez, Eduardo Santos y Olaya Herrera, quienes lo visitaban en su casa para deleitarse con su música.
En el año 1905 fundó la “Estudiantina Murillo” a la cual pertenecieron Arturo Patiño, Jorge Rubiano, Alejandro Wills, Ernesto Neira y Cerbeleón Romero, además del propio Murillo. Sus cantantes eran Patiño y Wills.
Una anécdota simpática sobre la vida de Emilio Murillo es la fundación de su propia fabrica de cerveza “Maizola” con la que invitó a brindar al Presidente de la República, General Rafael Reyes, y demás asistentes al concierto en Palacio al que habia sido invitada su “Estudiantina Murillo”. La industria “iba mas o menos bien“, hasta que Bavaria sacó su famosa cerveza “Cabrito” para competir con la tradicional chicha bogotana, y allí terminaron las pretenciones industriales de Murillo, quien sostenía que la suya era la mejor de todas las cervezas porque de las que hay en el mercado “una es malísima, otra es peor, otra mata, otra causa parálisis permanente, en cambio la mia también mata, pero de repente”.
Se calcula en 500 el número de obras musicales de Emilio Murillo, de las cuales la mayoría continúan inéditas. Suyos son grandes éxitos en los diferentes aires de nuestro folclore del interior, tales como “El Trapiche”, “Canoíta”, “El Guatecano”, “Cachipay”, “Yo me muero de amor”, “Canción de la tarde”, “Van cantando por la sierra”, “Caricias del alma”, “Cecilia”, “De lejos”, “Lucero”, “Morenita”, “Rumichaca”, “Golondrinas”, “Fiebres”, “Conmigo le dan las doce”, “La cabaña”, “Hondos pesares”, y muchas otras de similar reconocimiento nacional.
Dentro de los varios homenajes que recibió está la “Cruz de Boyacá” otorgada por gobierno nacional en reconocimiento a su valiosa labor de impulso a nuestra música.
Emilio Murillo murió en Bogotá el 9 de agosto de 1952

Debido al buen recibimiento que tuvo el tango, en el año 1918 en sus programas en los clubes sociales bogotanos, la Orquesta Filarmónica dirigida por Federico Corrales interpretaba tangos. Algunos de los más destacados eran de la autoría del Maestro Emilio Murillo: "Tango bogotano" y "La sabanerita".


Tangos más escuchados en Bogotá 1920-30

LOCA

Letra de Antonio Martinez Viergol.
Musica de Manuel Joves.
Compuesto en 1922.

Loca me llaman mis amigos
que solo son testigos
de mi liviano amor.

Loca...

Que saben lo que siento
ni que remordimiento
se oculta en mi interior?


Yo tengo con alegrias
que disfrazar mi tristeza
y que hacer de mi cabeza
las pesadillas huir.

Yo tengo que ahogar en vino
la pena que me devora...

Cuando mi corazón llora
mis labios deben reir.

Yo, si a un hombre lo desprecio,
tengo que fingirle amores,
y admiración, cuando es necio
y si es cobarde, temores...

Yo, que no he pertenecido
al ambiente en que ahora estoy
he de olvidar lo que he sido
y he de olvidar lo que soy.


Loca me llaman mis amigos
que solo son testigos
de mi liviano amor.

Loca...

Que saben lo que siento
ni que remordimiento
se oculta en mi interior?

Alla, muy lejos, muy lejos,
donde el sol cae cada dia,
un tranquilo hogar tenia
y en el hogar unos viejos.

La vida y su encanto era
una muchacha que huyo
sin decirle donde fuera...
y esa muchacha era yo.

Hoy no existe ya la casa,
hoy no existen ya los viejos,
hoy la muchacha, muy lejos,
sufriendo la vida pasa.

Y al caer todos los dias
en aquella tierra el sol,
cae con el mi alegria
y muere mi corazón.

………
NUBES DE HUMO

Letra de Manuel Romero
Musica de Manuel Joves
Compuesto en 1923

Fume, compadre;
fume y charlemos,
y mientras fuma recordaremos
que con el humo del cigarillo,
ya se nos va la juventud.
Fume, compadre;
fume y recuerde
que yo también recordare...
Con el alma la queria
y un negro dia
la abandone!

Voy, sin poderla olvidar,
atormentado por la pena.
Ella juro que era buena
y no la quise escuchar.
De nada sirve el guapear
cuando es honda la metida.
Pobrecita, mi querida!
Toda la vida
la he de llorar!

Y ahora, compadre,
arrepentido,
quiero olvidarla y no la olvido.
Si hasta parece
que ella se mece
entre las nubes de humo azul.
Fume, compadre;
fume y soñemos.
Quiero olvidar mi ingratitud
al ver hoy que, como el humo,
se desvanece la juventud.

.............
PADRE NUESTRO

Tango 1923
Musica : Enrique Delfino.

Letra: Alberto Vaccarezza

Padre nuestro, que estás en los cielos...
que todo lo sabes, que todo lo ves...
¿Por qué me abandonas en esta agonía?,
¿por qué no te acuerdas de hacerlo volver?
Se me fue una mañana temprano
me dijo hasta luego y un beso me dio,
mas vino la noche... pasaron los días,
los meses pasaron y nunca volvió.
¡Padre nuestro !...
Qué amargura sentí ayer
cuando tuve la noticia
que tenía otra mujer...
¡Padre nuestro!...
Si un pecado es el amor,
para qué me has encendido
para qué me has encendido
de este modo el corazón.

Pero yo le perdono su falta,
ni un solo reproche si vuelve le haré;
lo mismo lo quiero, con todas mis fuerzas,
con toda mi alma, yo soy toda de él.
Padre nuestro, que estás en los cielos...
que todo lo puedes, que todo lo ves;
¿Por qué me abandonas en esta agonía?
¿Por qué no te acuerdas de hacerlo volver

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MI PROVINCIANITA

Tango
1932
Música: Gerardo Matos Rodríguez
Letra: Manuel Romero


Canta mi provinciana
como el jilguero jamás cantó
y al pie de tu ventana
por tus cantares me muero yo.
Ruiseñor campero
dueña de mi vida
ciérrame la herida
que tu voz me abrió,
y no rías provinciana
que hoy te canto mi pasión.

Llora mi provinciana
por aquel hombre que te burló.
Y al pie de tu ventana
ya no se escucha más tu canción.
Siento hoy la herida
del desdén que mata
y tu voz de plata
nunca más se oyó.
Hoy comprendes, provinciana,
lo que habré sufrido yo.

Así le cantaba sus hondos dolores
el mozo serrano que amaba su voz,
pero ella soñaba con otros amores
y los juramentos de labios traidores
robaron la calma de su corazón.

......
LA ULTIMA COPA

1926
Música: Francisco Canaro
Letra: Juan Andrés Caruso

Eche amigo, nomás, écheme y llene
hasta el borde la copa de champán,
que esta noche de farra y de alegría
el dolor que hay en mi alma quiero ahogar.
Es la última farra de mi vida,
de mi vida, muchachos, que se va...
mejor dicho, se ha ido tras de aquella
que no supo mi amor nunca apreciar.

Yo la quise, muchachos, y la quiero
y jamás yo la podré olvidar;
yo me emborracho por ella
y ella quién sabe qué hará.
Eche, mozo, más champán,
que todo mi dolor,
bebiendo lo he de ahogar;
y si la ven,
muchachos, díganle
que ha sido por su amor
que mi vida ya se fue.

Y brindemos, nomás, la última copa,
que tal vez también ella ahora estará
ofreciendo en algún brindis su boca
y otra boca feliz la besará.
Eche, amigo, nomás, écheme y llene
hasta el borde la copa de champán,
que mi vida se ha ido tras de aquella
que no supo mi amor nunca apreciar.
........

SI SE SALVA EL PIBE

Letra de Celedonio Esteban Flores
Música de Francisco Pracánico
1933

Si se salva el pibe, si el pibe se salva,
vas a ver la farra que vamos a dar;
si Dios no permite que el pibe se vaya,
será fiesta patria en el arrabal.
Traeremos los pibes de todo el contorno
y así, en una tarde repleta de sol,
llenaremos toda la casa de adornos
y daremos juntos las gracias a Dios...

No tienes que dejarlo salir con los muchachos,
en casa hay demasiado lugar para jugar;
ya ves lo que ha pasado: el muchachito bueno
cayó bajo las garras de la fatalidad.
Ya sé que tú no tienes ninguna culpa en esto,
no creas que es reproche sino resignación;
si el pibe se nos salva, salvándose el muñeco,
verás como esto, vieja, le sirve de lección.

Me contó mi madre que todos los chicos
tienen a su lado un ángel guardián.
Si así fuera cierto, el buen muchachito
por lindo y por santo se debe salvar.
Y si Dios quisiera llevárselo lejos...
Parece que duerme, deja de llorar...
Ya sabes que han dicho que no lo despierten.
Si se salva el pibe, si llega a sanar!...

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CAMINITO

Tango (1926)
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Gabino Coria Peñaloza

Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.
Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.
Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.
Desde que se fue
nunca más volvió.
Seguiré sus pasos...
Caminito, adiós.
Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó.
Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró...
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.

Cuarteto Lira Colombiana

Cuarteto Lira Colombiana
Por su parte, el Cuarteto Lira Colombiana o Cuarteto de Folkloristas Colombianos debutó en Buenos Aires, en el Teatro Empire, el 24 de septiembre de 1923. Anteriormente había actuado en un festival benéfico y en él hicieron conocer en la capital argentina los números que habrían de servirles de bandera: “La Cabaña”, “Quereme chinita” y “Mis flores negras”. Este cuarteto estaba integrado por Alejandro Wills, Alberto Escobar, Salomón Martínez y Antonio Ortiz.
Caras y Caretas en su edición del 26 de septiembre de 1923, agradece a Francisco Lozano, “nuestro antiguo compañero de tareas”, porque a él “debe el público de Buenos Aires la satisfacción de haber conocido últimamente al Cuarteto Colombiano”. Días más tarde, el 18 de octubre de 1923, el Cuarteto de Folkloristas Colombianos actúa en la segunda sección del Grand Splendid Theatre de la calle Santa Fe 1860. Sobre sus actuaciones J. Levalle Gallo escribió una nota elogiosa, días más tarde, en Caras y Caretas. A su regreso de la capital Argentina, Alejandro Wills y Alberto Escobar interesaron a los bogotanos en el tango-canción. Era el año de 1926 y entre sus novedades tangueras estaban “Nubes de Humo”, “La provincianita” y “Padre Nuestro”.

Pedro Morales Pino



Pedro Morales Pino Músico

Bandolista, guitarrista, pianista, compositor y director colombiano. Es considerado el verdadero padre de la música popular colombiana. Como Profesor, ejerció la enseñanza inculcando la música de su tierra a discípulos y dirigidos desde antes de 1890, año en que formó la "Lira Colombiana" conjunto que amenizó las mejores veladas de Bogotá y que ocho años después salió a recorrer mundo andando todos los países de Centro América y grandes ciudades de Estados Unidos.Volvió en 1912 para formar, además de ejercer el profesorado, la segunda "Lira Colombiana" para actuar en las mejores salas y teatros.Como compositor se inició por 1880 dejando una obra de mil títulos de bambucos, valses, pasillos, danzas y fantasías que fueron muy gustadas en su tiempo y que tuvieron a buenos poetas compatriotas en la elaboración de sus versos.De ellas recogió el dúo Gardel-Razzano en Chile, en el año 1917, el bambuco "Cuatro Preguntas", letra de Eduardo López, que tiempo después publicó como suya el guitarrista José Ricardo y con el título de "Dicen que son cosas mías".Morales Pino nació en Cartago el 22 de febrero de 1863 y falleció en Bogotá el 4 de marzo de 1926.

Morales Pino compuso : "Encantado de verte", danza tango; y el tango "Lucy"

sábado, 5 de mayo de 2007

José Benito, el piraguo



Manos en el fuego

José Benito, el piraguo


Jaime Jaramillo Panesso

José Benito Barros Palomino, muere a los 92 años, cargado de admiración y cariño, por haber sido un compositor y músico popular colombiano. Nació, vivió y agonizó en su pueblo originario, El Banco, a orillas del río Magdalena, pero murió en Santa Marta. Había perdido, progresivamente, su lucidez desde hace diez años, pero no su banqueño amor por el terruño, él, que anduvo de la Ceca a la Meca, con su guitarra cancionera y serenatera. Por su música sufrió y vivió. La organización gremial de los compositores, Sayco, le hacía llegar de manera cumplida las regalías. Cualquiera pensaría que su delgadez era de hambre. No, era su constitución física. Ni pobre ni olvidado, José Barros tuvo a los suyos y la opinión pública a su lado hasta el final.

Hijo de indígena pocabuyana, Eustasia Palomino, y de un emigrante brasileño, Joao María Du Barros, José Benito casó tres veces en su larga vida. La primera esposa se llamó Tulia Molano, con quién procreó dos hijos. Luego con Amelia en Barranquilla y con ella cuatro hijos. Finalmente con Dora en l966, habiéndole puesto nombres rusos a sus hijas: Katiuska y Veriuska, una de las cuales expresó en un reportaje: “¡Pobrecito! A mi papá las mujeres lo dejaron por malgeniado”. A la muerte de su padre que era comerciante y alcanzó a ejercer la primera alcaldía de El Banco, José Benito la vio difícil. De tal manera que de lustrabotas pasó a pescador y vendedor de refrescos en el teatro. A los 17 años salió a prestar el servicio militar obligatorio. Después viajó a México y Argentina. Cuando anduvo de minero en Segovia, Antioquia, compuso El Minero, obra que le mereció un premio en la radio. José Barros recibió orientación musical del maestro Luís Uribe Bueno, santandereano de cuna y antioqueño por adopción.

Su primera composición, a los 12 años, fue un tango: Cantinero Sirva Tanda, tango que le sirvió para darse a conocer en el barrio Guayaquil de Medellín años después. Según los especuladores de datos, el número de sus composiciones es contradictorio. Radio Gladis Palmera de Barcelona, España, dice que son 500 piezas musicales. Según el diario Gramna de Cuba, son ochocientas. Pero investigadores en el sitio del entrevistado señala que son 392.-

Lo cierto es que José Barros compuso buen número de obras musicales que son reconocidas por los colombianos y los oyentes hispano parlantes. Paseos como Las Pilanderas, El Chupaflor, La Llorona Loca y Momposina.- Cumbias como Navidad Negra, La Piragua, El Pescador.- Porros como El Gallo Tuerto, Palmira Señorial.- Boleros como Busco Tu Recuerdo.-Garabatos, ritmo costeño para la época de carnaval, como Estás Delirando. Pasillos y géneros andinos como Pesares. Además merengues, puyas y currulaos.



Óscar Agudelo


Óscar Agudelo

Fresno (Tolima), 1932
“El Zorzal Criollo”, Óscar Agudelo, aparece como la máxima figura colombiana de la canción sureña. Cursa la primaria en su ciudad natal y en Ibagué hace parte del bachillerato. Su formación artística se efectúa en Pereira y Medellín, aunque es Girardot la ciudad que lo ve debutar con el vals Hojas de Calendario. Allí forma el trío con Ibarra y Medina, y desde 1953 empieza a grabar sus propios discos. Perú, Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina fueron algunos de los países en donde reside de 1957 a 1960, años en los que posiciona sus éxitos, para luego darse a conocer en Centroamérica. Ídolo de la canción sureña, el tango ocupó una parte importante de su repertorio. Con once producciones en su carrera musical continúa trabajando. Actualmente vive en Bogotá. Grabaciones destacadas Desde que te marchaste Todo es amorEsos tus ojos negrosMujer ingrataLa cama vacíaQuisiera amarte menosEl redentorQue nadie sepa mi sufrir.
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El tango en Colombia



EL TANGO EN COLOMBIA


“Jamás pensé que aquí en Colombia
se quisiera tanto el tango,
me fascina la bohemia
de su loca juventud,
también yo dije "La quise mucho"
y oyendo tango yo también me emborrache”.
Fragmento de Tango en Colombia, de Charlo

Muricio Restrepo Gil

Tocar este tema es algo delicado, pues hay muchos precedentes que se han formado y escrito con respecto a este género musical, en Colombia es mucho lo que hay que escribir, inclusive libros...humildemente quiero solo hacer unos pequeños comentarios en torno a este aire porteño y su incidencia con los colombianos.
El fenómeno Gardel, hizo que en Colombia el tango se mirara de otra forma, y digo Gardel porque después de aquel fatídico 24 de junio de 1935 iban a cambiar muchas cosas.
INICIOS:
En un principio los tangos llegaron a Colombia, no del sur como debió ser, sino del norte, como así?, pues sencillo, de la argentina enviaban como también de Colombia, las partituras de sus temas para que fueran grabados por las grandes empresas de discos que tenían su asiento en Estados Unidos, para entonces estaban de moda la RCA Víctor, Columbia, Brunswick, Decca, entre otras; además estas empresas tenían los elencos más importantes de cantantes de habla hispana, la mayoría de estos fueron intérpretes estudiados en conservatorio y que cantaron óperas, pero que por alguna circunstancia decidieron jalarle a lo popular, José Moriche, Juan Pulido, Margarita Cueto, Fortunio Bonanova, Carlos Mejía, Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Pilar Arcos, Genaro Veiga entre muchísimos más; las empresas devolvían a su país de origen los discos, que para el caso de Colombia, era por un lado el pasillo o bambuco y en la otra cara como golosina un tango; así fue entonces como se comenzó en Colombia a escuchar el tango, no faltaron entonces quienes para las serenatas llevaban uno o dos tangos de moda.
Claro que Gardel como –inventor- del tango canción ya había grabado y era muy famoso pero solo en el sur, en España y en Francia, sus tangos en Colombia llegaban muy esporádicamente porque Odeón que era la empresa para la que grababa no enviaba sus discos por estos contornos. De sus contemporáneos era muy conocido su paisano Agustín Magaldi, casi siempre en su dueto con Pedro Noda; otro de los cantantes pre-gardelianos fue el barítono Canaro Juan Pulido, quien hasta de charro se vestía y dramatizaba a veces hasta la exageración los tangos, que también hay que tener en la cuenta eran arrabaleros, de muerte, desengaño, borracheras y amores idos.
Los primeros tangos que aquí se hicieron, datan de por allá de fines de la década de 1910, y fue el dueto de Wills y Escobar quienes recorrieron el continente con sus canciones, viajaron a la argentina, en aquel país ya existían algunos grupos colombianos denominados: Los Antioqueños, Conjunto Bogotá, Lira Payanesa, quienes interpretaban con predilección tangos, como si fueran de allá; al regresar Wills y Escobar, trajeron estas experiencias y untaron por primera vez –creo yo- a los colombianos de tango porteño, en los días de su llegada un poeta bogotano les dio la letra de una danza que se llamó Ribereña, y que en algunos apartes dice: “Lúbrico tango, vibrante/ de alegre y ágil compás,/llevas airoso y radiante,/el calor por donde vas;/soberano de placeres/ estallan, ante tu ardor/ en caricias las mujeres/ y los hombres en amor”. Surgieron tangos, que eran tangos apasillados o abambucados, tales como: Bogotanita de Diógenes Chávez Pinzón, Única Flor de Cipriano Guerrero, Barranquillerita, anunciado este último como tango criollo de Gabriel Escobar Casas, Que Mujeres de Jerónimo Velasco, y Dolor que Canta de Luis A. Calvo.
Pero la cosa no pasó de ese punto, se escuchaban y eran de moda entonces algunos tangos como: Loca, Padre Nuestro, Nubes de Humo, La Provinciana, La última Copa, El pibe, Caminito... Otra forma en que llegaban tangos esporádicamente a Colombia, era en compañías de zarzuelas, de teatro y en circos, que como complemento de sus funciones traían algún grupo o cantante; se recuerda que por allá en 1927 vino a Colombia la compañía de Camila Quiroga, quien tenía un trío conformado por el violinista Remo Bolognini, el pianista Roberto Tachi y el bandeonista Augusto pedro Berto.

EL FENÓMENO GARDEL:
Carlos Gardel fue contratado entonces para filmar algunas películas dada su fama, las primeras las hizo en Europa y no sonaron mucho, luego en Estados Unidos fue contratado para hacer otras, aquí fue un hit, su pinta de galán, su voz y esa forma de decir el tango, revolucionaron el ambiente artístico de la época. Colombia comenzaba a absorber esto. Gracias al éxito de sus películas, la Víctor lo contrató para grabar sus éxitos y ahí fue que sus discos se popularizaron y alcanzaron muy pronto tirajes inmensos; para 1935 decide volver a su Buenos Aires querido, y por derecho decide ir en gira por los países latinos, hasta que pasó lo de aquel 24 de junio, precisamente en Medellín-Colombia. Esto acabó de definir por fin el acendrado amor por el tango.
Gardel grabó seis canciones colombianas, el pasillo: Mis Flores Negras; los bambucos: Asómate a la Ventana, Tras las verdes Colinas, Mis Perros, El Vagabundo, y el tango El Brujo, que aunque no fue hecho en Colombia, su letra la escribió el poeta y escritor bogotano Eduardo Carrasquilla Mallarino (prestigioso periodista que colaboró en Caras y Caretas, fue corresponsal en Europa y publicó algunos libros), los que musicalizó Juan Carlos Bazán, tango que obtuvo el primer premio en el concurso de los discos "Nacional" del año 1925 en Argentina:
“Una vez, en momentos de encanto,
una bruja, de amor me embrujó;
con sus ojos tan grandes y llenos
de fuego, más fuerte, que el fuego del sol”.

VIAJAN LOS PRIMEROS TANGOS COLOMBIANOS:
Como ya se estaba volviendo pegajoso este aire, los colombianos comenzaron a componer más en serio tangos, con letra y música eran enviados a Estados Unidos y Argentina, este último país comenzaba ya a perfilarse como centro de grabaciones de las principales marcas de discos. Uno de los primeros tangos enviados al extranjero con letra y música de Colombianos, fue La Demanda, con letra del antioqueño Santiago Vélez Escobar, alias Caratejo y música del caldense Rafael Moncada, la cual fue enviada a Hollywood para ser grabada el 22 de marzo de 1933, por el misterioso dueto de L. Posada y El Payador Argentino, quienes no eran otros que Lupe Posada y Luis Valente:
“A tus plantas me arrodillo señor juez,
a demandar a este pícaro ladrón
que entre tanta claridad del día
en la calle me ha robado el corazón...”
Son de Campanas y En la Calle, fueron dos tangos con letra de Tartarin Moreira (Libardo Parra Toro) y música de Carlos Vieco Ortiz, que los señores Bedout, quienes eran los distribuidores de discos Víctor en Medellín, enviaron a Buenos Aires para que fueran grabados por Agustín Magaldi, es más la letra de Son de Campanas fue dedicada a una copera, cuya letra dice:
“Bebé por esa mujer,
me ordenan esas campanas,
y obediente a su querer,
yo bebo a más no poder,
y nunca quito las ganas...”
Ya que estamos hablando de la música de Magaldi La Voz Sentimental del Tango, recordemos los otros discos colombianos que grabó: los bambucos Embriaguéz de Llanto (Letra y música de Tartarín Moreira) y Montañerita Mía (letra de Tartarín y música de Manuel Ruíz Blumen); y hubo otro que llamaron –Magaldi y Noda- Súplicas, que aparece como de J. A. Zantsky-R. Florán, el cual tiene el precedente de que su nombre original es Tu Tienes un Alma, compuesto por los antioqueños Germán Benítez y Pedro León Franco, con letra del poeta Jesús María Trespalacios; se recuerda que este último vals también lo grabó el trío Irusta-Fugazot-Demare.
De Antioquia más que todo salen estas partituras, el maestro Hernán Restrepo Duque, en un artículo periodístico titulado Tango con ruana y cotizas, dice: “Increíble, si señor, pero el mejor cantor de tangos de todas las épocas después de Gardel, Edmundo Rivero, inició su carrera discográfica cantando tangos de autores antioqueños. Rigurosamente histórico. Rivero compartía los cantables con la orquesta de Horacio Salgan, nada menos, con Carlos Bermúdez. Salgán no tuvo chance con las disqueras, y Rivero y Bermúdez que redondeaban su sueldo acompañando con guitarras a conjuntos folclóricos que realizaban grabaciones de temas que le encargaban a la Odeón desde Medellín y que por supuesto no circulaban en Buenos Aires, conformaron un dúo llamado Los Cantores del Valle”, grabaron muchos temas entre los que figuran Quiero que Sufras, de Arturo Ruíz del Castillo, La Ingrata de Carlos Washington Andrade y Carta Infame de Eduardo Murillo,
“Era esa amada toda mi existencia
solo ella era mi ilusión,
por ella sola feliz era mi vida
y ahora solo mi alma es de dolor”
José Barros fue un trotamundos, nacido a orillas del río Magdalena en una población llamada El Banco; muy joven se destacó como compositor y cantor de sus propios temas que por cierto fueron tangos: Cantinero Sirva Tanda (grabado en 1945 para la Víctor en Ecuador), Mal Jugador, Ingrato Amor, Oiga Compadre, luego fue el cantor y compositor de moda de las orquestas de música de baile. Sus composiciones las grabaron artistas de talla internacional como: Los Trovadores de Cuyo, El Conjunto América, Charles Figueroa; entre sus composiciones sobresalió un tango que fue grabado por muchos, su mejor versión tal vez sea la de Carlos Dante, se trata de Viejo Carrusel:
“Quien te ha dicho que por falta de tus besos,
voy a hacer un desgraciado en el amor
si tu sigues el camino de la vida,
yo me quedo entre los humos y el licor...”
Muchos, pero muchos serían los tangos grabados por extranjeros, nacidos en Colombia cuya lista sería interminable, es solo una muestra documentada.

ALGUNOS MOVIMIENTOS TANGUISTICOS EN COLOMBIA:
Es bueno no olvidar que el bogotano Carlos Molina, quien hizo parte de los primeros elencos de cantantes que vestidos como típicos gauchos, cantó tangos en los grandes negocios de los Estados Unidos, con su orquesta grabó algunas piezas y tal vez para muchos la mejor versión instrumental de La Cumparsita; los colombianos Briceño y Añez, bambuqueros y pasilleros de tiempo completo, grabaron algunos de los primeros tangos en el norte, tales como: Loca, El Pibe, Caminito.
El ambiente de tango se iba volviendo común, y ya no era aceptable escuchar aquellos discos a 78RPM en vitrolas y rocolas; lo que se venía era tango en vivo, y para ello comenzaron en Medellín –la capital del tango en Colombia- a traer algunos cantantes y a formar otros. Así es que nacen los famosos festivales de tango, que comenzaron con mucho alborozo, pero que pronto se fueron a pique por la envidia e intereses de particulares. Hernán Restrepo Duque ese gran investigador a quien le debemos en mucho el que se conozca tanto de tango, por tanto fue éste quien revivió en los discos RCA Víctor, cuando era el encargado por parte de Sonolux de publicar el catálogo, discos a los que les hacía una selección maravillosa con notas al reverso, mencionemos esos estupendos álbumes que sacó de Alberto Gómez, Hugo del Carril, Agustín Magaldi, Jorge Omar, Agustín Irusta, Andrés Falgás, Francisco Canaro, Juan D´Arienzo, Carlos Gardel, Edmundo Rivero.... al mencionado Restrepo Duque, leemos en algunos amarillentos periódicos sobre aquellos festivales que se hicieron en Colombia: “Aunque no se llamó así propiamente –incluso el nombre estuvo registrado legalmente y se podía usar el primer Festival de Tango que tuvo Medellín se organizó en 1952 y lo protagonizó Guillermo Casali, un veterano que imitaba al zorzal y que había trabajado en el cine argentino...en Medellín tuvo Casali una larga y triunfal actuación radiofónica que culminó con una radionovela biográfica sobre Gardel cuyo final tuvo lugar en un escenario que se construyó en medio de la plaza de toros La Macarena y en donde personificó al mitológico cantante alternando con la orquesta de Raúl Iriarte”.




YA VIENEN LOS CANTORES A GRABAR AQUÍ:
Los años de 1950 y siguientes fueron importantes para el desarrollo del tango en Colombia, primero porque ya la industria fonográfica iniciaba actividades, estas empresas comenzaban a allegar los artistas extranjeros que visitaban nuestro país, recordamos que cuando Héctor Haro (que aunque ecuatoriano, interpretaba con estilo los tangos) visitó la ciudad de Medellín, en el sello Lyra hizo algunas grabaciones con guitarras. Luego Alberto Gómez visita la ciudad y Sonolux lo pone a grabar un L.P, con una orquesta dirigida por el maestro Luis Uribe Bueno; lo mismo sucedió con Agustín Irusta quien visitó la ciudad en 1951, y también lo contratan para grabar nuevamente sus éxitos; fueron luego Andrés Falgas, Alberto Podestá, Juan Carlos Godoy, Oscar Larroca quienes vinieron con Alfredo de Angelis; por aparte y en diferentes épocas también nos visitaron: Carlos Dante, Héctor Palacios, Libertad Lamarque, Mercedes Simone, y otros que aquí estuvieron y hasta dejaron sus huesos: Carlos Gardel, Raúl Iriarte, Armando Moreno y Pepe Aguirre.
Un disco que revolucionó el tango en Colombia fue Lejos de Ti, es uno de los tangos más importantes de Colombia, casi nadie cree que sea de este país, muchos lo asimilan de inmediato a Buenos Aires. Pero lo más gracioso del caso es que cuando se grabó por allá en 1959 con el acompañamiento del cuarteto Los Caballeros del Tango y la voz del argentino Raúl Garcés no pasó nada, no se vendió; solo cinco años más tarde los dueños de un taller de reparación de pianos traganíquel compraron esos –huesos- y los pusieron en las radiolas que arreglaban, que sorpresa cuando al sonar estos aparatos se escuchó en todo Medellín y luego por todo el continente:
“Hoy que la lluvia entristeciendo esta la noche,
y las nubes en derroche tristemente veo pasar,
viene a mi mente la que lejos de mi lado,
el cruel destino ha posado sólo por verme llorar.
Y a veces pienso que es tal vez mi desventura,
La causa de esta amargura que no puedo soportar,
quiero estar al lado de ella para decirle que es bella,
para decirle que nunca podré dejarla de amar.
Pero estoy lejos de ti, sin saber como estarás,
si estarás pensando en mí o no me recordaras.
Sólo sé que yo te quiero con una inmensa pasión
Y que mi más grande anhelo
es que no olvides mi corazón”
Hubo algunos cantores criollos que hicieron buenas migas con el tango dejando algunas muestras de ello, recordamos a: Carlos Julio Ramírez, José Barros, Oscar Agudelo, Noel Ramírez, El Caballero Gaucho (Luis Ramírez), Aura Cardozo, Alfonso Galdini (imitador de Magaldi, quien formó un dueto con Miguel Ángel Nova llamado Galdini-Nova), El Pibe Campos, Bernardo Saldarriaga, Alberto Rossi y Maria Alba, entre tantos otros...

UN COMENTARIO OFENSIVO:
"Sospechamos –dice Bernardo Echeverri, en una revista de aficionados de tango de Cali- que las circunstancias socio-culturales y económicas han sido la incubadora en que se crió nuestra tangofilia colombiana, lastrada por una especie de desconcertante, discordante y disonante caos melomaníaco, que lleva a delirar lo mismo con una pieza maestra del Gardel como "Cuesta abajo", "Volver" o "Soledad", que con cualquiera de los desastrosos pasodobles interpretados por Enrique Rodríguez y su Orquesta; con una insignificante rancherita cuyo único mérito es ser paisana del Tango; o en últimas, con cualquier foxecito inocuo y desabrido de esos que plagan las mezquinas frecuencias de la tanguedia nacional. La confusión melomaníaca es la enfermedad de los coleccionistas tradicionales de Tango. Su labor carece de tamiz salvo para filtrar las manifestaciones de las extraordinarias corrientes renovadoras del Tango de mediados de los años 40. Esta enfermedad del coleccionista se vuelve fanatismo feroz cuando con iracunda tozudez pretende oponer a las ambiciosas y formidables innovaciones de Salgán, Piazzolla, Pugliese o Stampone, los machacones sonsonetes en 2x4 de Rodolfo Biagi. Por fortuna, el Tango es tan rico y caudaloso en virtudes melódicas, armónicas y literarias, que no se deja ahogar en el mal gusto del coleccionista. La ‘democracia estética’ es inaceptable. Si la democracia política nunca ha existido, la democracia estética nunca deberá existir". Para mí es insólito que se trate de esta manera el tango que con tanto empeño se ha posicionado en nuestra tierra, y que si no fuera por esa popularidad que tanto ofende a estos señores no sería lo que es hoy. Lo de los coleccionistas es un precedente absurdo de criticar, a no ser por estos hombres muchas melodías se perderían; además como empezaron los grandes tanguistas sino tocando para orquestas populares y escuchando tangos cantineros; así que es ofensivo tratar al tango sencillo y del pueblo en cualquier cosa que no merece cuidado ni valoración.

Todavía sigue el ambiente de tango, la cultura esta muy arraigada y aún en las nuevas generaciones se cultiva el tango, es más existen academias especializadas en este género. Aún hay mucha cuerda para rato –esperemos- y que Colombia siga haciendo historia, manteniendo encendida la llama del amor patrio así en la paz como en la guerra, así en la prosperidad como en los tiempos difíciles, así en los momentos de tristeza como en los días de fiesta.
“Te admiro tanto Colombia,
tus bellezas, tus mujeres,
los muchachos tan amigos
que en cualquier parte encontré...
Pueblo de Colombia, tenme en tu recuerdo,
te llevo en el alma y jamás te olvidaré!”
Charlo
………..
Mauricio Restrepo Gil es Socio Correspondiente de la Academia del Tango del Uruguay

Tango en Colombia - Charlo

Tango en Colombia

Letra de Charlo
Música de Charlo
Colombia 1956

Salí a buscar una esperanza
un cariño, una ilusión...
busque y todo era niebla en mi alma,
busque con la gran fe de encontrarla,
después Dios la puso en mi camino
y el destino nos unió.
Viví, viví lo que era mi sueño,
juro, juro que yo era su dueño,
después, después solo tango y llanto,
aguardiente y nada mas.

Jamás pensé que aquí en Colombia
si quisiera tanto el tango,
me fascina la bohemia
de su loca juventud,
también yo dije "La quise mucho"
y oyendo tango yo también me emborrache.
Te admiro tanto, Colombia,
tus bellezas, tus mujeres,
los muchachos tan amigos
que en cualquier parte encontré...
Pueblo de Colombia, tenme en tu recuerdo,
te llevo en el alma y jamás te olvidare!

Ayer no pude dormir pensando
en que un día he de partir,
aquí halle abiertos corazones,
viví tantas bellas emociones;
yo sé, como artista es mi destino,
es mi sino andar y andar...
Desde hoy, basta que sea colombiano,
será para mi como un hermano,
y yo aquí les dejo este tango
que salio del corazón.
............

Charlo

Carlos José Pérez de la Riestra, conocido popularmente como Charlo (7 de julio de 1905, Buenos Aires - †30 de octubre de 1990), cantante, músico, pianista, actor y compositor argentino.
El estilo Charlo
Se inició con un estilo completamente gardeliano (escúchese, por ejemplo, su grabación de "Las vueltas de la vida", de 1928), del que fue desprendiéndose sabiamente, para llegar a ser de modo inconfundible él mismo, el inmenso intérprete que todos hemos admirado por su excelente tesitura, su innegable afinación, su casi virtuosismo. Era además excelente ejecutante de piano, acordeón, violín y guitarra, y un finísimo compositor que a veces escribió también sus propias letras. "Muchas cosas tenía para escuchar, lógicamente a Gardel. Y era caer en una huella muy trillada (..) Lo más importante de una artista es tener personalidad. Era la convicción de no poder hacer las cosas mejor que Gardel, y porque segundas partes nunca fueron buenas." (Charlo, en el mismo reportaje).
El Disco
En ese momento Charlo no actuaba ni en radio ni en teatro, pero grababa discos para el sello "Electra". El señor Améndola, tío de Juan D´Arienzo, era el dueño de esa grabadora, donde quedaron registrados veinte temas, entre ellos cuatro con letra y música del propio Charlo, acompañado en guitarras por Vicente Spina y Miguel Correa. Ese mismo año, 1925, es contratado por "RCA Víctor", y en su primer disco dejó registrados dos tangos suyos: Con letra de Celedonio Esteban Flores, "Costurerita", y con letra de Francisco Brancatti, "Pobre varón".
Galán Cantor
A partir de 1927, ya abandonada su carrera de abogado, debutó como galán cantor en las famosas revistas, género muy en boga por aquel entonces. Esas obras estaban escritas y dirigidas por tres grandes del teatro y del tango: Manuel Romero, Ivo Pelay y Luis Bayón Herrera.
Mientras se desarrollaba la temporada, fue a buscarlo el representante Miguel Bucino, quien le informó que Francisco Canaro quería grabar con él en el sello "Disco Nacional Odeón", dado que Charlo se había desvinculado de la casa "Víctor" y ya había grabado para "Odeón" con la orquesta de Roberto Firpo, aunque esos discos nunca salieron a la venta. La propuesta de Canaro, quien -según Charlo- fue a verlo para que reemplazara Roberto Díaz, como estribillista de su orquesta, fue que le pagarían treinta pesos por cada estribillo cantado, y su nombre no figuraría en las etiquetas, tal como era costumbre hasta los primeros años de la década del '40. Recién cuando se reeditaron esas grabaciones en formatos distintos a los discos de 78 r.p.m., pudo rescatarse en algunos casos los nombres de los estribillistas. Lo primero que grabó con Canaro fue el célebre vals boston "Ramona", y el tango "Lindo tipo de varón". Charlo también realizó grabaciones con la orquesta de Francisco Lomuto, que era artista del mismo sello. Su producción discográfica llega a mil cien registros.
Los concursos de la casa "Max Glucksmann"
Paralelamente, con la orquesta de Francisco Canaro, Charlo cantaba los versos de los temas presentados en los concursos que organizaba la Casa "Max Glucksmann" en el "Gran Palace Theatre". Algunos de los tangos cantados por Charlo fueron "Duelo criollo", de Lito Bayardo y Juan Razzano; "Piedad", de Carlos Percuocco y Luis De Biasse; "Te aconsejo que me olvides", de Pedro Maffia y Jorge Curi, y "Alma en pena", de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez.
Trabajo intenso
El año 1926 fue de una intensa actividad para Charlo. Ensayaba todos los días durante cinco horas, y practicaba vocalización con su maestro de canto Enrico Castronuovo. Además grababa con Canaro, con Lomuto y como solista. Tres veces semanales actuaba en radio, y en los fines de semana se presentaba en los principales cines de la Capital y sus alrededores.
Radio
De Radio Cultura, donde era primera figura, pasó a LOY, Radio Nacional, hoy Radio Belgrano. En esta emisora no sólo era cantor solista, sino que trabajaba como locutor anunciando sus propias interpretaciones, y también daba la hora oficial.
Proyección internacional
Gracias a la difusión de sus discos la voz de Charlo se hizo muy popular en toda América, especialmente en los países limítrofes. Esto le abrió las puertas al exterior, y supo aprovecharlo. Primero fue Uruguay, contratado por la Casa "Max Gluscksmann" para inaugurar el cine "Rex" de Montevideo. Aunque tratándose de tangos no se puede hablar de Uruguay como "exterior", ese fue su primer viaje profesional fuera de nuestro país.. Su primera gira importante comenzó en 1938, actuando con suceso en Chile. "Esta es tu oportunidad, vestite y cantá como sabés, y vas a ver que vas a matar", le había pronosticado su manager José Razzano, y tuvo razón. Actuó luego en Bolivia, Venezuela, Cuba y los Estados Unidos. Principalmente en La Habana y en Lima su éxito fue tal que lo catapultó a la fama, consagrándolo como sucesor de Gardel. En sucesivas giras siguió ampliando su éxito. En Brasil, como en los países anteriormente citados, entonó tangos, boleros y folklore. Otros lugares desde donde alcanzó reconocimiento fueron Panamá, Portugal y España. En estos dos últimos países estuvo radicado a partir de 1955, cantando a dúo con su compañera Sabina Olmos en el espectáculo "Estampas de Hispanoamérica", ofrecido por la televisión y en el casino de Estoril, y más tarde en el cine y la televisión española. De allí pasó a actuar en Francia y Bélgica, y por último, en 1956, visitó Colombia, donde fue recibido con gran suceso no sólo el músico y cantor de tangos, sino un Charlo universal intérprete de ritmos melódicos y tropicales. En esa gira compuso unos de los últimos éxitos: su "Tango en Colombia".
Cine
Se permitió el lujo de incursionar en un medio tan difícil como el cine, rodeado de primeras figuras y sin desentonar. Sus dotes de galán y sus condiciones físicas le permitieron hacerlo con holgura. En 1935, con Mario Soffici, participa en "El alma del bandoneón", donde luce sus cualidades de cantor. En 1936, ahora dirigido por Luis César Amadori y junto a Pepe Arias, la Negra Bozán y Alicia Vignoli, participa en el film "Puerto nuevo". Trabajó también en "Carnaval de antaño" dirigida por Manuel Romero. En el rodaje de este film, conoció a la que sería su mujer hasta 1969, Sabina Olmos. Los acompañaban además Florencio Parravicini, Sofía Bozán y Enrique Roldán. Actuó también en "Los troperos", "Los muchachos se divierten", "Un sueño y nada más" y otras películas, en algunas de las cuales fue protagonista. Además participó en varias filmaciones en España.
La amistad con Edmundo Rivero
Dos estilos diferentes, casi enfrentados: Por un lado el tango reo de Edmundo Rivero, por el otro el tango de salón de Charlo. Curiosamente se habían conocido cuando Edmundo entró como cuarto guitarrista acompañante de Charlo. Allí nació una amistad que los unió hasta el final. Primero fue Charlo quine lo ayudó, antes de que Leonel se decidiera a cantar. Con el tiempo el creador de "El viejo almacén" también le tendería una mano, con esa generosidad y bonhomía que siempre lo caracterizaron. Se los solía ver en el desaparecido "Marabú", cuando ambos compartían cartelera, y a pesar de los estilos opuestos cantaban juntos más de una vez, especialmente temas folklorícos y milongas pampeanas. Ambos compartían la amistad de ese otro fenómeno llamado Homero Manzi.
El compositor
De su autoría quedaron cuatro tangos instrumentales y siete que tienen además letra del mismo Charlo, y alrededor de treinta temas más con letras de Luis César Amadori, José González Castillo, José María Contursi, Esteban Celedonio Flores, Cátulo Castillo, Francisco Bohigas, Homero Manzi y Enrique Domingo Cadicamo.
Músicos que lo secundaron
Actuó primeramente, en forma simultánea, con Francisco Canaro y con Francisco Lomuto, ya que los tres estaban contratados por el mismo sello grabador. Antes había cantado con Roberto Firpo. Luego con Adolfo Carabelli, con Salvador Ruiz de Luna en España, con Héctor Stamponi, Roberto Pansera, Lamarque-Ponce, Demare-Vardaro y la "Orquesta Típica Víctor". En 1939 hizo una gira acompañado por un trío compuesto por Osvaldo Pugliese, Federico Scorticati y Juan José Gallastegui, en piano, bandoneón y violín respectivamente. También cantó acompañado por la orquesta de Osvaldo Requena, y tuvo además entre sus más calificados guitarristas a Iriarte, Iglesias, Besada y Arrieta, sin olvidar el paso por su conjunto de Edmundo Rivero, Roberto Grela y Vicente Spina.
Actividad gremial
A pesar de la intensa labor artística que siempre desarrolló, Charlo encontró tiempo para preocuparse por la suerte de los que dedican su vida al espectáculo, y trabajó en demanda de mejores condiciones laborales para los músicos, los cantantes y demás integrantes del varieté. Esto lo llevó a ocupar la secretaría general de la Unión Argentina de Artistas de Variedades.
Homenajes
Al celebrar sus 50 años con el tango, se lo homenajeó en el Teatro Solís, máximo escenario montevideano.
El 29 de junio de 1990, en un acto realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, y junto a otras cuarenta personalidades, Charlo fue distinguido como Académico de Honor por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina.
Cuatro meses después de recibir la distinción de Académico de Honor, el 30 de octubre de 1990, Charlo murió en Buenos Aires a los 83 años.

jueves, 3 de mayo de 2007

El Caballero Gaucho


El Caballero Gaucho

Luis Ángel Ramírez Saldarriaga es conocido en el ámbito na­cional, internacional y musical como El Caballero Gaucho, quien nació en la ciudad de Pereira el 10 de junio de 1917, pero sus años juveniles los vivió en Ansermanuevo. Su padre Pedro Anto­nio y su madre Carmen Emilia, cantaban y hacían un dueto pareci­do al de Margarita Cueto y Juan Arvizu; o sea que lo del canto a Luis Ángel le vino por herencia.
Cuando por primera vez se presentó a un programa de aficio­nados en la emisora de Armenia Pregones del Quindío, lo botaron a la calle y le recomendaron que cogiera café. En ese tiempo Luis Ángel había conseguido un destartalado tiple y con un método práctico de enseñanza se fue guiando y aprendió sin que nadie le enseñara; fue tan persistente este hombre que volvió a esa emiso­ra, pero esta vez sí ganó el primer puesto y como premio recibió dos camisas, jabones y un pantalón.
Su padre le enseñó la ebanistería; así que cuando su familia se trasladó a Pereira éste fue el oficio que desempeñó. Con su her­mano José Ramírez y su primo Luis Bernardo Saldarriaga (poste­riormente excelente compositor y segunda voz del dueto Los Pamperos) conformó el trío Los Trovadores Andinos, que actua­ron en La Voz de Pereira durante varios meses. Cuando Luis Án­gel cantó allí un tango como solista, inmediatamente le firmaron un contrato por cuatro años; el día del debut el dueño de la emisora le dijo:
-Hoy canta usted a las nueve de la noche.
-Pero señor, yo he visto que en los carteles dice que a esa hora canta alguien a quien llaman El Caballero Gaucho,
-Es que desde ahora hemos decidido, que usted se llamará El Caballero Gaucho.
Posteriormente fue llamado por Codiscos donde grabó el tango Cuando te conocí; luego pasó a Discos Fuentes en 1958 y allí impuso éxitos nacionales como Al final del camino, Siem­pre solo, Para ti madre, Regalo divino, Te llegó la mala, Goteras, Del mismo lodo, Perdón por tu amor, Dolor gau­cho, Misiva amarga, Pasión sin nombre, Veneno mortal, Cuando todo te falte, El vals de la ilusión, Viejo farol, Amores de arrabal, Alma de mujer, Viejo juguete, Lejos del tambo, Cuando llora un hombre, Gotas amargas, Cobarde corazón, Junto a tí, Flor de boutevard y muchos, pero muchos otros.
Luis Ángel le comentó al antropólogo y escritor Carlos Humberto Hiera que ha sido exclusivo de Discos Fuentes durante treinta y dos años y que a lo largo de sus más de cincuenta años de vida artística ha grabado unas ochocientas canciones, siendo cien­to ochenta de su propia inspiración. Es considerado uno de los máximos intérpretes de la música pampera con estilo guasca.
El Caballero Gaucho le comentó al investigador Juan David Arias lo siguiente: "El tango Viejo juguete lo compuse en Medellín en la ave­nida Abejorral con San Marcos; eso fue en el año 1956, me subí a la terraza del hotel donde me hospedaba para despejarme un poquito y vi ahí al frente, en la terraza del otro lado de la calle, a dos niñitos muy bien vestí di tos que jugaban y se veía que eran de familia bien acomodada; de pronto a uno de esos niños como que no le gustó su juguete y lo tiró a la calle; yo seguí el juguetico con la mirada hasta que cayó a la avenida Abejorral. En ese instante un niño de apariencia pobre que iba tomado de la mano de su mamá, se lanzó a la calle en pos del juguetico que había caído, pero desgraciadamente en ese instante pasó un bus que inmediatamente terminó con su vida. Después de ver esta trage­dia solo me demoré veinte minutos para hacer el tango.
Cierto día estaba yo con unos amigos, era un matrimonio jo­ven al que yo estimo bastante; después del almuerzo él y yo nos despedimos de la esposa, pero cuando él se le acercó a darle un beso ella le voltio la mejilla. En el camino mi amigo me dijo: -¿Te diste cuenta del detalle de aquella? -Y yo le contesté: -No le haga caso, ya que ahora dan besos por costumbre. De ahí salió mí can­ción Besos por costumbre.
Si la canción no rima, yo creo que no hay nada. Para uno componer Viejo farol y todas esas canciones que yo he com­puesto, se necesita haber aprendido mucha poesía y mucha métri­ca: yo aprendí bastante leyendo a Jul io Florez y Porfirio Barba Jacob.
…..
Yo no quería llamarme E! Caballero Gaucho pero así me pu­sieron; incluso, en cierta ocasión me llamó el doctor Ramírez Johns para que grabara en Discos Silver, pero yo le puse como condi­ción que me quitara el mote de Caballero Gaucho, que yo no era gaucho sino colombiano, que yo había nacido en Pereira. que me gustaba el folclor nuestro y que no era argentino; pero él me contestó: -Vea hombre, todas las cartas que usted ve en estos costales, son cartas para El Caballero Gaucho; de manera que si no es del Caballero Gaucho, yo no le puedo grabar.
Eso de Caballero Gaucho fue un mote que me puso el maestro Luis Carlos González, el compositor de La ruana, que era muy amigo de Mario Arango Mejía, mí patrocinador; resulta que ?lm día en la emisora de este señor, mi primo Bernardo Saldarriaga me propuso que cantara un tango y yo interpreté Cancionero.
Entonces don Mario preguntó: -¿Quién cantó eso? -Lo canté yo don Mario-. Recibimos muchas cartas en las que me felicitaban y donde manifestaban que querían volverme a escuchar; pero para esa nueva presentación se requería un nombre ya que Luis Ramírez no quería decir nada. Propusieron algo así como Luis de la Rosa, Luis de la Roca, Luis de la Fuente, hasta que Luis Carlos González dijo: -Con esa voz, póngalo El Caballero Gaucho; y así me quedé hasta el día de hoy, que no sé si Luis Ramírez arrastra al Caballero Gaucho o El Caballero Gaucho arrastra a Luis Ramírez.
He ganado dos discos de platino, tres de oro y un Óscar de oro que me lo dieron en New York en un mano a mano con Los Niches y Los Visconti en tres días de concierto, pero el público me lo dio a mí.
Aunque no es antioqueño lo traigo a este libro, porque El Caballero Gaucho ha significado para nuestro pueblo campesino, lo mismo que Carlos Gardel para el pueblo argentino; Luis Ángel Ramírez es el cantor de tangos criollos y guascas por excelencia y es de los grandes ídolos de nuestro hombre trabajador y mon­tañero.
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De Burgos Herrera, Alberto. Música del Pueblo Pueblo. Medellín, Lealón, 2006
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Abel de J. Salazar



Abel de J. Salazar

Abel de Jesús Salazar Abel de í. nació el 5 de septiembre de 1910 en Jericó (Antioquia) y era hijo de Félix Salazar y Rita Acevedo; en la familia hubo mucho ambiente musical, pues tíos y otros familiares toca­ban algunos instrumentos de cuerda. De Jericó, la familia Salazar Acevedo emigró a Caramanta y de ahí pasó a Finlandia (Quindío); en esta población Abel de J. frecuentaba la casa de su tío Daniel Acevedo Velásquez quien poseía una inmensa fonoteca y además tocaba guitarra, dulzaina y unas campanas que hacía sonar con sus pies.
A Abel Se le conocía en Chinchiná (Caldas), lugar donde residió en sus últimos veintiún años, como "El Cantor de Chinchiná" y tuvo en esta población un bar que se llamó El Cantor, donde se reunían artistas, músicos y can­tantes.
Daniel Acevedo le enseñó a tocar guitarra y a sentir el amor por la música, pero posteriormente se fue a Armenia, Medellín y Pereira donde se relacionó con José Macías, Obdulio Arias, Pacho Bedoya, Eladio Espinosa, Noel Ramírez y otros, que aunque to­davía no eran famosos, sí se les consideraba buenos músicos.
Formó un dueto con Eladio Espinosa, lo denominaron Salazar y Espinosa y cuando se separaron, Eladio se unió a Pacho Bedoya y constituyó el famoso Espinosa y Bedoya. Salazar y Espinosa grabaron melodías de la inspiración de Abel como el tango Triste desilusión y el bambuco Brindis por los muertos donde compartió autoría con Federico Buitrago. Posteriormente Salazar hizo dueto con Octavio Ríos; pero cuando se separaron este últi­mo se unió a José Macías conformando el famosísimo Ríos Macías; por eso se dice que Abel de J-, fue el iniciador de Espinosa y Bedoya y de Ríos y Macías.
La primera composición de Abel de J. Salazar fue el tango Por tu culpa, en 1927, que la grabó como solista y luego regrabaron Noel Ramírez y Ospina y Peláez; fue muy amigo de Tartarín Moreira, Washington Andrade y José Barros entre otro, pero seguramente no fue tan bohemio como ellos.
El Conjunto América en 1942 le grabó el tango Frente á frente, que también lo cantaron Los Campaneros y el Dueto Suramericano; en 1945 el cantante chileno Pepe Aguirre le grabó la melodía Cruel incertidumbre que lo convirtió en un compositor conocido a nivel continental. El dueto argentino Llamas Barroso le interpretó el pasillo Amor en silencio que fue dedicado a una prima que se anidó en su vida, pero que tiene música de Pacho Bedoya; el conjunto de Pedro Sánchez con la voz de Albert Romero le grabó Vivir por no dejar y el bolero No estamos de acuerdo, aproximadamente en 1940.
La orquesta del maestro argentino Enrique Rodríguez le inter­pretó en 1971 el tango Dilema y razón y milonga Serás peni­tente en las voces de Ernesto Falcón y Cruz Montenegro. El can­tante José Reynel le grabó Pobres los muchachos y Jugué al amor jugué al azar, pero es bueno recordar que el Conjunto América también le grabó el vals Optimismo; Jorge del Moral le interpretó la milonga Donde quiera que estés y Marfil y sus Montañeros le grabaron el pasillo Si yo pudiera y el vals Emma en la Odeón argentina.
También Los Yumbos le grabaron la zamba A las puertas del olvido y Embustera y la última conformación de Los Trovadores de Cuyo le interpretaron el pasillo Ayer no más ayer. Ospina y Peláez le grabaron Las hijas del barrio. Abel de J. también es el compositor de la danza A las doce de la noche.
Eladio Espinosa, Octavio Ríos y Abel de J. Salazar en cierta ocasión viajaron a Bogotá, donde permanecieron un tiempo y allí se hicieron muy buenos amigos del caudillo Jorge Eliécer Gaitán a quien le gustaba que ellos le interpretaran la canción La pollita.
Abel de J. Salazar hizo el pasodoble Manuel Benítez "El Cordobés" y otro titulado César Rincón, una cumbia que le gra­bó Ricardo González y su Conjunto y un currulao Los villancicos; se calcula que compuso unas cuatrocientas cincuen­ta canciones.
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De Burgos Herrera, Alberto. Música del Pueblo Pueblo. Medellín, Lealón, 2006.

viernes, 20 de abril de 2007

Luis Uribe Bueno

Luis Uribe Bueno

Nació en Salazar de las Palmas, Norte de Santander, el 7 de marzo de 1917.
En Bogotá comenzó su periplo con el trío “Los Norteños” que integraba con su paisano Víctor “El Chato” Romero y Julio Pinzón, a quien después reemplazó “El Ciego” Luis Liscano. Después integró la orquesta de Alex Tovar que tocaba en el Hotel Granada de Bogotá y que fue reemplazada por la del Maestro Lucho Bermúdez, de la cual fue bajista desde su fundación hasta el año de 1.952 cuando pasó a ser director musical de la casa disquera “Sonolux” en Medellín. Aquí residió casi 50 años y fue durante siete años director del Departamento de Extensión Cultural del Departamento. Desde el cual logró realizar: el "Programa departamental de Bandas Municipales" que dotó a todos los municipios de Antioquia con su banda musical, y el programa "Conozcamos nuestra música colombiana".
No sólo era director, arreglista y virtuoso ejecutante de instrumentos de cuerda, sino que compuso: “El marco de tu ventana”, “Reproche”, “Dulce amiga”, "Ya no canta el abuelo", "Bandolita", “Campanitas”, “El cucarrón”, “Te extraño”, “El duende” , “Llámame”, “Caimaré”, "Pajobam", "Bochicaniando", "El silletero".
La Gobernación de Antioquia, mediante Decreto 4488 de noviembre de 1.989, resuelve en su artículo primero: “Declarar por adopción que nos enorgullece como hijo ilustre de Antioquia al maestro Luis Uribe Bueno”. Falleció en su casa de San Joaquín de la ciudad de Medellín, el lunes 10 de julio de 2000.

Eduardo Carrasquilla Mallarino


Eduardo Carrasquilla Mallarino

En los primeros contactos con el tango de un autor colombiano, se da el caso de un periodista, poeta y traductor Eduardo Carrasquilla Mallarino que se ganó un premio con la letra de un tango suyo, “El Brujo; en Buenos Aires en 1925. La música la compuso el clarinetista argentino Juan Carlos Bazán. Este tango ganó el primer premio de Discos Nacional en 1925. Carlos Gardel lo grabaría en 1926.
Carrasquilla Mallarino, en Buenos Aires, realizaría su obra literaria y colaboró en revistas bogotanas, “Cosmos”. Asiduo colaborador de “Caras y Caretas”, y de otros periódicos. También fue corresponsal en Europa del diario “La Razón” durante la guerra mundial de 1914 a 1918. Publicó cuentos en “La Novela Semanal”, “El Suplemento”, etc. En poesía y en prosa dio a conocer: “Visiones del Sendero”, “El Jardín de Cristal”, “Los Caprichos del Amor”, “Cuentos y Crónicas”, “Palabras Vivas”, “Almas en Pena”, “Mujeres de Corazón”, algunos publicados por la Editorial Garnier de París, donde era conocido por haber colaborado en la revista “Mundial” que allí dirigía Rubén Darío, quien lo llamó “el Quevedo Americano”. Fue su secretario y a quien le prologaría uno de sus libros Poesías escogidas.
Carrasquilla Mallarino incursionó en el teatro argentino estrenando la obra “Almas en Pena”, basada en su libro. Otro tango de su inspiración, “Suspiros”, con música del mismo Bazán, también fue nombrado en ese concurso.
Su compañero en los premios, Juan Carlos Bazán, amigo de Gardel, vivió con él en una pensión en la calle Corrientes. Como no existía el perfeccionamiento técnico había que cantar disco por disco. Es decir, que no se sacaba matriz del disco y era necesario imprimir por uno. Al pasar los años, la popularidad de la música argentina aumentó, no sólo en el mismo país, sino en todo el mundo.
El disco, principal medio de difusión, popularizaba inmediatamente los temas premiados, lo que significaba grandes ventas, dinero y prestigio. Por ello los artistas más importantes y encumbrados no dejaban de participar.
Parte de la letra del tango "El Brujo":

“Una vez, en momentos de encanto,
una bruja, de amor me embrujó;
con sus ojos tan grandes y llenos
de fuego, más fuerte, que el fuego del sol”.



Eduardo Carrasquilla Mallarino nació en Bogotá el 31 de enero de 1887 y murió en San Justo (Buenos Aires) el 8 de año 1925.

José Barros

José Barros
Barros Palomino, José Benito. El Banco, Magdalena (Colombia), 21-III-1915. Compositor y cantante. Nacido en este importante puerto sobre el río Magdalena de reconocida tradición como cuna de compositores y escritores. Su gran inclinación por la música le llevó a viajar desde muy temprana edad, primero por el país y luego fuera de él, en un incesante trasegar lleno de experiencias, inicialmente muy duras y ligadas con sectores marginales de la población. Así, de cantor de bares y cantinas del sector de Guayaquil, en la ciudad de Medellín, pasó a vender telas en Ecuador, luego a indocumentado en México y Nicaragua, y terminó en Lima, Perú, trabajando en un circo al lado de un paisano, el escritor Efraín Arce Aragón. Allí compuso su primer tango llamado Cantinero sirva tanda, que luego grabó con la casa Victor y del cual se vendieron múltiples copias, permitiéndole además percibir unos dólares como regalías, e iniciar su brillante carrera como compositor. La casa discográfica estaba interesada en promocionar artistas sobre todo en el área de la música bailable, cuestión que incidió en su siguiente composición de éxito: El gallo tuerto, que grabó con la orquesta de Milciades Garavito y que ha sido grabada en diversas versiones por orquestas como la de “Lucho” Bermúdez, “Pacho” Galán, Francisco Cristancho, Edmundo Arias, La Billos Caracas Boys y por múltiples conjuntos de música bailable y folclórica. La versión de Luis Carlos Mayer a quienes sus compañeros apodaron “el negro” se popularizó en México, Centroamérica y Cuba al igual que otra en la voz de Carmencita Pernett. En la misma línea del porro y el paseo compuso Momposina y El vaquero, trabajados delicadamente en la parte textual. Estos dos temas fueron grabados por la Sonora Matancera de Cuba con la voz del barranquillero Nelson Pinedo. En ritmo de bolero también muy al estilo cubano compuso En la orilla del mar, que también grabó la Sonora Matancera, esta vez con la voz de Bienvenido Granda. Hacia finales de 1950 compuso el pasillo Pesares que inicialmente canta y graba con el dueto de los Hermanos Martínez. Luego fue la española María Dolores Pradera quien lo grabó y popularizó en Hispanoamérica, acompañada por el dueto de guitarristas Los Gemelos. Aquejado por problemas de salud de tipo nervioso, José Barros no pudo volver a cantar, después de haberlo hecho con las orquestas más famosas en Colombia. Esto hizo que volviera a instalarse en su pueblo natal, donde sin dejar de componer canciones se dedica a organizar el Festival de la Cumbia, que se celebra anualmente y es reconocido como el evento de carácter nacional más representativo de éste ritmo. José Barros, en su papel de investigador, defiende una interesante teoría sobre el origen de éste ritmo. Según él, la cumbia era inicialmente una danza indígena que hacían los indios pocabuy, habitantes de la región Sampayon (hoy El Banco) y que hacía parte de ceremonias funerales de sus caciques. Se empezaba esta danza formando un círculo compuesto por familiares del difunto, donde las parejas hombre y mujer iban intercaladas. Las mujeres llevaban una tea en la mano derecha. Los giros siempre iban de derecha a izquierda sin devolverse, pues el ritmo significaba el viaje eterno. Según el investigador José Yepes, glosando a Barros, afirma que la mujer llevaba la luz, por su papel social como protectora, como la que da la vida y esperanza. La línea melódica de la cumbia es triste y la mujer se mueve sin reirse. De ahí también el hecho de que la mayoría de cumbias se interpreten en tono menor. Dos cumbias de Barros lo colocaron en la cumbre de su carrera como compositor: Navidad negra y La piragua. Ambas, con los elementos ambientales de la región como son el río Magdalena(la cumbia, el aguardiente, las flautas y los pescadores), lograron una acogida nacional e internacional muy importante. Sin embargo, es La piragua su canción más importante, grabada a finales de 1960 por el grupo Los Black Stars con la voz de Gabriel Romero, éxito comercial que prácticamente superó los márgenes de venta de estos años. De esta obra han hecho arreglos sinfónicos músicos como Blas Emilio Atehortua y Francisco Zumaqué, y es incluida en todos los álbumes y colecciones representativas en la música colombiana.
Bibliografía: H. Restrepo: Las cien mejores canciones colombianas y sus autores, Bogotá, RCN, Sonolux, 1991.

Carlos Vieco



Carlos Vieco

Compositor y músico nacido en Medellín el 14 de febrero de 1900, hijo del compositor y pintor Camilo Vieco. Sus maestros fueron Eusebio Ochoa, Jesús Arriola y Gonzalo Vidal, es probablemente el compositor colombiano de más extensa y reconocida producción musical.
"Echen p”al morro", fue su primera composición, (1924) como referencia a la costumbre de los medellinenses de subir al cerro "El volador", para orar ante una imagen del cristo redentor. También le compone la música a, "Las Noches de Agua de Dios", para durante un homenaje que se le rendiría a Luis A. Calvo, interno en dicho lugar.
Luego compone: "Triste y Lejano", "Al calor de tu afecto", "Honda pena", "Siempre tienes fría el alma", "Invierno y Primavera", "Plegaria", "Sed", "Raza", "Es ya tarde", "Patasdilo", "Lluvia de plata", "Ruego", "Primavera en Medellín", "Hay que partir", "Raza", "Sin que tú me hicieras nada", "Plegaria al sol", "Estando tan ausente".
Deben destacarse sus composiciones sobre textos Tartarín Moreira, Santiago "El Caratejo" Vélez, Roberto Muñoz Londoño. Pero con quien tuvo mayor resonancia fue con el poeta de Anorí, Antioquia, Pablo Restrepo López, León Zafir. Sobre textos de éste compuso varias de sus más famosas canciones como "Hacia el calvario", "Tierra labrantía", "Cultivando rosas".
Recibió "La Cruz de Boyacá", "La Estrella de Antioquia", "La Medalla al Mérito del Instituto Colombiano de Cultura". Murió en Medellín el 13 de septiembre de 1979.


Tangos de Carlos Vieco Ortiz

Investigación de Gustavo Escobar Vélez
(Orden cronológico)

1.- En la calle. Letra de Tartarín Moreira, 1934
2.- Son de campanas. Letra Tartarín Moreira 1934
3.- No finjas. Letra Ofelia Muñoz de Murillo 1967
4.- La última canción. Letra de Alejandro Munera Tobón 1968
5.- El hijo abandonado. Letra de Juan José Cobo 1969
6.- Refugio de amor. Letra de Ruth Correa 1970
7.- Abandono. Letra de Bernardo Londoño 1972
8.- Borinqueña. Letra de Braulio Zaravia 1974
9.- De mí se alejó. Letra de Lucía N. 1975
10.- Incertidumbre. Letra de J. Jiménez 1974
11.- Gardel. Letra de Eduardo Correa Bernal 1975
12.- Madrecita. Letra de José Bohórquez González (?)

Nota: Del 3 al 12 son inéditos Existen las partituras y se darán a conocer
En el Primer Festival Internacional de Tango “Ciudad de Medellín”

Leonardo Alba Mejía: El tango en Colombia

El tango en Colombia: señales dispersas y sospechas

Leonardo Alba Mejía

En Colombia el tango ofrece muchas posibilidades. Es música, baile, poesía y fuente de inspiración para obras de teatro como San Gardel de Medellín, del grupo El Águila Descalza, novelas como Aire de tango de Manuel Mejía Vallejo y La Caravana de Gardel de Fernando Cruz Kronfly. Con el tango se han impulsado procesos de resocialización con distintos sectores sociales: marginados, discapacitados y ciegos.
El tango siempre estuvo aquí. “En esta esquina han sonado tangos toda la vida y seguirán sonando” ––insistía Lázaro Domínguez, amante de los tangos del barrio Restrepo. ––“No le dé tantas vueltas al asunto, el tango anda metido en nuestra vida desde antes que a usted le diera por averiguar sobre su historia. Aquí vino toda la vida un hombre que se la pasó escuchando tangos y hablando con los compositores de esas canciones. Este lugar fue como su segunda casa hasta que un día se murió cargado de tangos. Yo le cuento eso porque esa es una historia del tango y sucedió aquí, en esta tienda de Bogotá”.
Para Omar Fernando Borda, director de La Compañía Tango Danza, la historia del tango está en ese capítulo que escribieron Isabel, Bernardo Acevedo, su esposo, y el Che Arango. Isabel, una de las tantas bailarinas de tango en Bogotá, aprendió a bailar tango con el che Arango mientras Bernardo miraba y se les juntaba en todas sus andanzas. El día que el Che Arango murió ella entró a hacer parte de la leyenda. Para entonces Bernardo y sus hijas, Claudia Liliana y Carolina ya estaban convertidos en bailarinas de tango. El che Arango y Bernardo dejaron un legado con el que empieza la historia de los bailarines de tango en Bogotá.
“La primera vez que escuché tangos fue en el barrio Guayaquil de Medellín, antiguo templo de la música sureña, hoy arrasado por la modernidad. Los interpretaban seres anónimos que después de vender cigarrillos y dejar a un lado sus cajas de trabajo, se subían a un pequeño escenario para cantar como el zorzal. Entonces comprendí que la bella ciudad de Buenos Aires comienza en Medellín”, relata Fabio Martínez, columnista del diario El Tiempo.
El tango ha estado aquí desde que se escuchó en vitrolas y tragaperras de esas grabaciones que llegaron de contrabando a Medellín. Desde entonces se escucha en las cantinas, los bares de “ala muerte”y las casas de los coleccionistas que con un trabajo juicioso y cuidadoso se han convertido con el tiempo en sedes domésticas del tango.
Algunos acontecimientos nacionales confirman una tradición alrededor del tango en Colombia. Desde hace 18 años en Manizales se organiza el concurso nacional de baile y coreografía argentina, en el que participan de 15 a 20 parejas por los departamentos de Antioquia, Risaralda, Quindío, Valle y Cundinamarca, y es ya una tradicional Tangovía que convoca durante la feria de Manizales cerca de 15 000 personas. Otros concursos similares se realizan en Cali y en Medellín. Desde 1994 Cali conmemora en junio el aniversario de la muerte de Gardel con el espectáculo de la Escuela Piazzolla Tiempo de tango, que reúne en escena a 80 artistas entre bailarines, músicos y actores. Junto con estas iniciativas están los festivales de tango organizados por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo desde 1996.
La historia del tango en Colombia es un tema lleno de conjeturas en el que la literatura también se aventura. La gente del tango, los coleccionistas y los bailarines sienten el tango como si fuese una cosa propia. Aquí se vive y se muere por el tango. Se asume como propio, tiene sus lugares de culto, desde las cantinas del viejo Caldas en las que todavía sobreviven las coperas, esas mujeres que se le sientan en las piernas a los hombres para subirle los ánimos, hasta las salas de los coleccionistas de este género que son convertidas en pistas de baile para recibir legiones de tangueros que ponen a prueba sus conocimientos de melómanos.
El tango alimenta eso que Luis Carlos Restrepo identifica como “la cultura maleva, surgida el calor del tango, que genera una imagen idealizada del pendenciero que se atiene a estrictos códigos de honor y pasa por encima de las leyes y el estado” (Restrepo, 2002, p. 128) y al mismo tiempo estimula una disposición eufórica para el reencuentro, el abrazo, y la misma ternura que tanto solicita este filosofo colombiano. Es un amigo de apocalípticos e integrados, malditos y románticos, en las horas placidas y tristes. Es una posibilidad de identidad. De darse un aire de tango. De creer que todos somos Gardel. De dar cuenta de la vida de unos seres silenciosos y ensimismados que pasan las tardes en los billares, de unas bestias mal heridas, de unos hombres sentimentales que matan y rezan. ¡Viva el tango! en una ciudad que acoge símbolos perecederos y sueña amores rosas, dándonos un explicación honda del difícil asunto de vivir. Digo con Mario Freiro Pombo ¡qué mejor que algo tan loco y tan profundo como el tango sirva para interpretarla¡
El tango está aquí entre nosotros como una bendición o una maldición, que cada quien vive a su manera para expresar con él el amor y el dolor y el ser habitante de un país en el que las cosas se hacen a los trancazos. Hugo Ángel Jaramillo en su libro: El tango: desde el burdel al Vaticano, le da un importante lugar dentro de nuestra cultura. Según él, “El tango vino a ser un desfogamiento de identidad, así no fuera autóctono. Se vivió como si lo fuera. Es expresión de una cultura reprimida. Teniendo como marco una vida pastoral y urbana tallada entre luchas por vivir decente, el tango entro por la puerta grande y se quedo aferrado al alma del sentimiento popular. El grito desgarrador e irreverente de la melodía Argentina, encontró propicia la nutriente del hombre antioqueño. El mismo hombre pendenciero y andariego, boqui sucio y amante de la cantina o el prostíbulo, y a su vez varonil para dirimir pleitos o defender sus valores culturales. No obstante, trabajador, patriarcal y muy independiente.”(Angel, 2001, p. 13) Y, agrega: “Si el tango es introvertido, encontró el mejor caldo de cultivo en una sociedad con muchas desilusiones... y, dentro de ese ambiente de resentimientos, no hay otra canción que se adecue al espíritu como el tango, la canción doliente. Gardel es un ídolo. Su voz varonil y pastosa entra por los poros con una honda receptividad que colma las angustias y el abandono” (Ángel, 2001, p. 14).
Hay muchas maneras de vivir el tango, cada cual hace con el cómo suelen decir los mal hablados, ¡Lo que le venga en gana! Dicho de otra manera, el tango es lo que cada cual quiere que sea. El coreógrafo argentino Oscar Alaraiz revela su sentir: “Me parece que el tango es lo que cada uno deposita en él. Trágico para unos. Pasional para otros. Y para los empresarios comercial”. Hay quienes con él se dan un lugar en el mundo y declaran su existencia. Otros lo convierten en objeto de estudio y de culto. Hay quienes veneran en él sus declaraciones de despecho y de reto. Otros le quitan el puñal para comunicar con él la ternura y en esa gama de posibilidades el tango también puede ser un camino para la reconciliación nacional.
Nuestro imaginario habitado de violencia no es tampoco una cosa inmodificable y en esta medida es justa la apreciación que recoge Hugo Ángel de Rubén Ardila, que matiza sus anteriores apreciaciones: “no se puede afirmar que la situación del pueblo colombiano sea fija, ni determinada. Pensamos que es dinámica y cambiante. Pero no existe nada en la naturaleza del hombre colombiano que lo lleve a ser melancólico, perezoso, amante de las artes, poco interesado en la ciencia, verbalista, apasionado por la política, orientado hacia el pasado, agresivo y violento con sus congéneres, y poco práctico. Esta lista de características no tiene nada de real y cada una de ellas se pueden modificar” ( Ardila, p. 32).
A pesar de este movimiento alrededor del tango y de esos hechos que le abren un lugar dentro de nuestra idiosincrasia e historia, para Rubén Raffa (q.e.p.d.), periodista argentino radicado en Colombia y realizador del programa radial Tango club, que se transmite por la Radio Nacional, “este hijo del bajo fondo no genera indiferencia pero tampoco un gran apasionamiento. Hay un cariño especial. Hay una familia del tango”.
Tango que es un retazo dentro de esa gran colcha de retazos que es la cultura en Colombia. Retazo en el que cabe la vida de las cantinas, el monólogo de Jairo el muchacho devoto del Sagrado Corazón de Carlos Gardel en Aire de tango, la cháchara de los que cuentan cosas por la radio y luego ponen tangos, las blasfemias de Marielita en El Viejo Almacén del barrio La Candelaria, los testimonios de los bailarines que bajan de las montañas a bailar en Los faroles de Manizales, los relatos de las mujeres que todavía ejercen su oficio de coperas, los recortes de periódico que guardan muy bien o pegan en sus paredes los bailarines de tango.
La discusión sigue abierta sobre si el tango en Colombia es en realidad un fenómeno de multitudes o una cosa de pequeños grupos de cultores diseminados por todo el paìs. Sin embargo, está aquí entre nosotros, se vive como cosa propia y ofrece muchas posibilidades. Es cobija para necios y desamparados y pretexto para juntar a cronopios y despistados.

El tango en Bogotá
No hay muchas noticias sobre cómo llegó a Bogotá. Se culpa al gremio de los zapateros y los emboladores que andaban escuchando tangos todo el tiempo, a la llegada de los antioqueños y se habla de un ambiente tanguero bogotano. Se dice que el ex presidente Alberto Lleras Camargo lo bailaba. Los personajes que puedan dar fe de esto están muertos. Queda un bar en el barrio las cruces, una legión, Amigos de la música porteña, que escucha con devoción tangos en el barrio Restrepo todos los sábados. Se cuentan historias inconclusas. El tango, declarado por la Unesco patrimonio cultural de la humanidad, es en Bogotá un fenómeno de grupos de cultores, eventos aislados, programas de radio y cotidianidad de bares y cantinas.
El tango asiste de vez en cuando a la rutina citadina y abre sus puertas para tímidos y desquiciados, pone a charlar a los desconocidos. Parece una cosa clandestina, que se esconde y hay que salir a buscar. Rueda por entre esta ciudad donde vive la ira de los desarraigados y ciertos sueños íntimos de libertad, de fundirse y de encontrarse con el otro.
Existen en Bogotá unos lugares que se han convertido en la referencia para cualquier persona que guste de los tangos. El Guara, La esquina del tango, El Cream Pereira, El Viejo Almacén, la fundación Piazzolla Escuela de Tango, el Café de Buenos Aires más otros acontecimientos que invitan a estas legiones de amantes del tango a encontrarse.
Bogotá participa de esta cultura a través de esos centros de carácter comercial y otros eventos organizados por grupos como la Asociación Baila Tango, el Centro de Estudios de Ritmos Argentinos (CEDRA), El Círculo de Amigos de la Música Porteña, la Fundación Piazzolla escuela de tango y a través de los eventos organizados desde 1996 por la Gerencia de danzas del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, que convoca a los bailarines de tango y les abre los más importantes escenarios de la ciudad. Por aquí ha andado el tango como un desterrado que algunos acogen, como un barco lleno de locos y sabios, como una cosa rara y familiar. Como algo sobre lo que se acostumbra a comentar: Tú si sabias que mis abuelos bailaban tango y que Gardel cada día canta mejor.
El destino del tango entre nosotros
El destino del tango entre nosotros los colombianos: recrearnos en nuestra tragedia y acomodarnos en la mediocridad o hacer el inventario de nuestros fracasos y juntarnos para reconstruir el tejido social y de paso construirnos como artistas, reconocernos profundamente románticos y valientes.
Entre nosotros constituye una razón para juntar a los habitantes de un país que se mueve entre el proyecto de ser una nación donde convivan todas las fuerzas y movimientos o siga optando por el camino de esa guerra que podría aniquilar también un interesante proyecto como el darle un verdadero impulso a la cultura del tango entre los colombianos.
Entre nosotros los colombianos el tango es de las pocas cosas que rompe con nuestra vieja costumbre de la desconfianza y del miedo. Quizás sigue siendo objeto de culto y de estudio de pequeños grupos y sólo se sigue observando en el su tono desesperanzado y triste pero esto no es esa su única naturaleza. En el mundo entero aumentan cada vez más los amantes del tango y los festivales. Esto va configurando una cultura que le ofrece un buen refugio a esta humanidad que cuando ya no tiene más a que apostarle el tango los recibe como si fuera el abrazo de un demonio feliz.
Acostumbrados como estamos al diletantismo, al despelote, al caos y viene el tango danza con su geometría, sus códigos a plantearnos su orden, a hacer su voluntad con nosotros. Este es un interesante acontecimiento que se da gracias a la irrupción del tango danza en una realidad que parece teñida todo el tiempo por la sorpresa y la incertidumbre, por la algarabía y la desconfianza. Esta llegada del tango danza es también un llamado al diálogo con los cuerpos y la palabra. Un oficio que hay que recuperar después de tanto silencio acumulado.
Con el tango se junta lo que no tiene regreso, lo anónimo, lo que esta por brotar, todo lo que hable de un país que sabe de inventos, retahílas y cuentos raros. Se junta todo eso que somos el instinto de los guerreros, la embriaguez de los poetas y el orden mental de los osados. Y desde el tango también se desarman las almas, se hace el inventario de los fracasos colectivos y personales y se sigue intuyendo salidas.
Los sitios en los que se instalo el tango hace 30 o 40 años están ahí en las principales ciudades de Colombia y en pueblos apartados de nuestra geografía Como templos para almas que buscan un lugar donde poner su humanidad.
Educar con el tango danza
Partamos de un hecho: Nuestra natural y espontánea vocación para el baile que da cuenta de lo que somos, de una manera de ser y de ver la vida. Todo lo que son temas problemáticos y actuales en la sociedad colombiana: la incomunicación, la atomización de las relaciones, el conflicto adquieren un forma menos problemática, mas didáctica e incluso esperanzadora desde el tango danza.
El tango danza que se enseña en la Fundación Piazzolla Escuela de tango (filial del estudio Dinzel de Buenos Aires) tiene cierto principio de organización en el que se funciona como un todo orgánico de mutua retroalimentación y aprendizaje y desde ahí cada vez es mas vivo la disposición de explorar el movimiento a partir del Sistema Dinzel de notación coreográfica. La comunidad (el proyecto Juventango, mirando la vida con otros ojos y los alumnos regulares de la escuela) están situadas en un permanente ejercicio de descubrimientos a partir del movimiento que luego se traducen en hechos artísticos y reflexivos. Desde esta propuesta se legitiman cada vez más las aspiraciones de muchos jóvenes de convertirse en artistas de este arte popular que luego replican la experiencia en sus localidades y otros municipios y ciudades.
En el tango danza se da ese doble juego de idealización del otro pero también de aceptarlo como es y desde ahí es posible profundizar en un diálogo que se vuelve danza.
Este diálogo puede adquirir un sentido meramente práctico y funcional o ser un vínculo amoroso y solidario. Lo funcional tiene sus razones en la necesidad de atender las ofertas que cada vez son mayores en una sociedad que se enamora más del tango y descubre en su poesía elementos de su drama y su comedia. Mas allá de esta manera como se sucede la danza, El tango danza puede ser una interesante herramienta para provocar el entendimiento, para generar una cultura democrática.
Plantear una educación desde el tango danza es también moverse entre ese condicionamiento cultural de una país en el que muchos hacen la presentación de sus proyectos y propuestas desde el discurso dolido del cuanto cuesta mantenerlos vivos o desde los que pontifican y nos piden acogernos a los referentes tradicionales, es entrar en ese ejercicio delicado y necesario de sospechar nuevos lenguajes, imaginarios, relatos en los que se teje una serie de posibilidades.
Desde el tango danza se sigue corriendo el más bello de los riesgos: el de la creación artística. Con el tango danza se crea en el presente, se puede enfrentar el devenir haciendo “el uso delicado de la fuerza” se puede danzar hacia lo posible: el reencuentro amoroso o fraternal, el redescubrimiento de nuestros cuerpos, ponerle movimiento a la ensoñación, desatar el entusiasmo, ir en contravia de lo incierto, incluir en estos tiempos de conflicto el tiempo de una negociación que parte de los cuerpos.
Y así no se instrumentalice el tango danza para estos propósitos seguirá vivo entre nosotros los colombianos habitando el paisaje nocturno: Bares, cantinas y cafés seguirán albergando como lo han hecho durante años seres que andan comprendiendo el difícil arte de vivir a través los tangos (así como también otros lo hacen con los ritmos del caribe).
Y seguirá pareciendo un asunto de ciertas “legiones de ángeles clandestinos” que se reúnen a escucharlo y danzarlo e inauguran territorios para el tango. No importa que sea un préstamo cultural a muchos les ha dado un lugar en el mundo, los ha convertido en artistas y otros se han erigido desde su culto a sus compositores, cantantes y orquestas en guardianes de su legado poético y musical. Han ganado un espacio donde se hace vigente y posible la humanidad con su inventario de frustraciones y anhelos. Por que el tango puede ser de las pocas cosas que nos junta y nos hace iguales en la transitoria ensoñación de la noche.
El tango seguirá instalado en nuestra alma popular así como hace años se fundió con el ser porteño. Alrededor de este lugar que sigue siendo extraño para algunos se seguirán juntando despistados, apocalípticos, románticos, humildes y soberbios que se juntan un rato alrededor del tango y luego salen despavoridos o serenos a atender las prisas de un país que no colapsa porque la fe también se la da la música, el tango, la música del caribe. Un país que tiene una ética construida por lo que desde hace años le vienen diciendo las letras de las canciones.

Bibliografía
Ángel Jaramillo, Hugo. El tango: del burdel al Vaticano. Pereira, Colombia: Editorial Gráficas Olímpica, 2001.
Ardila, Rubén. Psicología del hombre colombiano. Bogotá: Planeta, 1986.
Pombo Freiro, Mario. El tango mítico. Buenos Aires: GEL Grupo Editor Latinoamericano, 1992.
Restrepo, Luis Carlos. Más allá del terror: abordaje cultural de la violencia en Colombia. Bogotá: Aguilar, 2002.
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Leonardo Alba Mejía

Heredero artístico de la bailarina de tango Marta Cecilia Mejía. Es artífice en Colombia de la Escuela de Tango Piazzolla, dedicada a difundir el tango danza en su forma auténtica y esencial en teatros de Bogotá y de Cali. Ha participado en la cumbre mundial de Lisboa en 1997 y en 2002 recibió el premio concedido por la Alcaldía Mayor de Bogotá en la modalidad de creación artística. Ha combinado su labor como docente del tango danza y bailarín con su otra profesión de periodista y comunicador social de la Universidad de la Sabana de Bogotá. Desde el 2002 viene trabajando en una investigación que recoge los testimonios y la historia de la gente que en Colombia difunde, vive y participa del mundo del tango y que está en proceso de publicación por iniciativa del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá junto con otras investigaciones y memorias sobre la danza en Colombia. En la actualidad se desempeña como docente del programa Tejedores de Sociedad y se encuentra gestionando los recursos para la realización de tres proyectos relacionados con el tango danza desde la Fundación Piazzolla.