sábado, 5 de mayo de 2007

José Benito, el piraguo



Manos en el fuego

José Benito, el piraguo


Jaime Jaramillo Panesso

José Benito Barros Palomino, muere a los 92 años, cargado de admiración y cariño, por haber sido un compositor y músico popular colombiano. Nació, vivió y agonizó en su pueblo originario, El Banco, a orillas del río Magdalena, pero murió en Santa Marta. Había perdido, progresivamente, su lucidez desde hace diez años, pero no su banqueño amor por el terruño, él, que anduvo de la Ceca a la Meca, con su guitarra cancionera y serenatera. Por su música sufrió y vivió. La organización gremial de los compositores, Sayco, le hacía llegar de manera cumplida las regalías. Cualquiera pensaría que su delgadez era de hambre. No, era su constitución física. Ni pobre ni olvidado, José Barros tuvo a los suyos y la opinión pública a su lado hasta el final.

Hijo de indígena pocabuyana, Eustasia Palomino, y de un emigrante brasileño, Joao María Du Barros, José Benito casó tres veces en su larga vida. La primera esposa se llamó Tulia Molano, con quién procreó dos hijos. Luego con Amelia en Barranquilla y con ella cuatro hijos. Finalmente con Dora en l966, habiéndole puesto nombres rusos a sus hijas: Katiuska y Veriuska, una de las cuales expresó en un reportaje: “¡Pobrecito! A mi papá las mujeres lo dejaron por malgeniado”. A la muerte de su padre que era comerciante y alcanzó a ejercer la primera alcaldía de El Banco, José Benito la vio difícil. De tal manera que de lustrabotas pasó a pescador y vendedor de refrescos en el teatro. A los 17 años salió a prestar el servicio militar obligatorio. Después viajó a México y Argentina. Cuando anduvo de minero en Segovia, Antioquia, compuso El Minero, obra que le mereció un premio en la radio. José Barros recibió orientación musical del maestro Luís Uribe Bueno, santandereano de cuna y antioqueño por adopción.

Su primera composición, a los 12 años, fue un tango: Cantinero Sirva Tanda, tango que le sirvió para darse a conocer en el barrio Guayaquil de Medellín años después. Según los especuladores de datos, el número de sus composiciones es contradictorio. Radio Gladis Palmera de Barcelona, España, dice que son 500 piezas musicales. Según el diario Gramna de Cuba, son ochocientas. Pero investigadores en el sitio del entrevistado señala que son 392.-

Lo cierto es que José Barros compuso buen número de obras musicales que son reconocidas por los colombianos y los oyentes hispano parlantes. Paseos como Las Pilanderas, El Chupaflor, La Llorona Loca y Momposina.- Cumbias como Navidad Negra, La Piragua, El Pescador.- Porros como El Gallo Tuerto, Palmira Señorial.- Boleros como Busco Tu Recuerdo.-Garabatos, ritmo costeño para la época de carnaval, como Estás Delirando. Pasillos y géneros andinos como Pesares. Además merengues, puyas y currulaos.



Óscar Agudelo


Óscar Agudelo

Fresno (Tolima), 1932
“El Zorzal Criollo”, Óscar Agudelo, aparece como la máxima figura colombiana de la canción sureña. Cursa la primaria en su ciudad natal y en Ibagué hace parte del bachillerato. Su formación artística se efectúa en Pereira y Medellín, aunque es Girardot la ciudad que lo ve debutar con el vals Hojas de Calendario. Allí forma el trío con Ibarra y Medina, y desde 1953 empieza a grabar sus propios discos. Perú, Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina fueron algunos de los países en donde reside de 1957 a 1960, años en los que posiciona sus éxitos, para luego darse a conocer en Centroamérica. Ídolo de la canción sureña, el tango ocupó una parte importante de su repertorio. Con once producciones en su carrera musical continúa trabajando. Actualmente vive en Bogotá. Grabaciones destacadas Desde que te marchaste Todo es amorEsos tus ojos negrosMujer ingrataLa cama vacíaQuisiera amarte menosEl redentorQue nadie sepa mi sufrir.
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El tango en Colombia



EL TANGO EN COLOMBIA


“Jamás pensé que aquí en Colombia
se quisiera tanto el tango,
me fascina la bohemia
de su loca juventud,
también yo dije "La quise mucho"
y oyendo tango yo también me emborrache”.
Fragmento de Tango en Colombia, de Charlo

Muricio Restrepo Gil

Tocar este tema es algo delicado, pues hay muchos precedentes que se han formado y escrito con respecto a este género musical, en Colombia es mucho lo que hay que escribir, inclusive libros...humildemente quiero solo hacer unos pequeños comentarios en torno a este aire porteño y su incidencia con los colombianos.
El fenómeno Gardel, hizo que en Colombia el tango se mirara de otra forma, y digo Gardel porque después de aquel fatídico 24 de junio de 1935 iban a cambiar muchas cosas.
INICIOS:
En un principio los tangos llegaron a Colombia, no del sur como debió ser, sino del norte, como así?, pues sencillo, de la argentina enviaban como también de Colombia, las partituras de sus temas para que fueran grabados por las grandes empresas de discos que tenían su asiento en Estados Unidos, para entonces estaban de moda la RCA Víctor, Columbia, Brunswick, Decca, entre otras; además estas empresas tenían los elencos más importantes de cantantes de habla hispana, la mayoría de estos fueron intérpretes estudiados en conservatorio y que cantaron óperas, pero que por alguna circunstancia decidieron jalarle a lo popular, José Moriche, Juan Pulido, Margarita Cueto, Fortunio Bonanova, Carlos Mejía, Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Pilar Arcos, Genaro Veiga entre muchísimos más; las empresas devolvían a su país de origen los discos, que para el caso de Colombia, era por un lado el pasillo o bambuco y en la otra cara como golosina un tango; así fue entonces como se comenzó en Colombia a escuchar el tango, no faltaron entonces quienes para las serenatas llevaban uno o dos tangos de moda.
Claro que Gardel como –inventor- del tango canción ya había grabado y era muy famoso pero solo en el sur, en España y en Francia, sus tangos en Colombia llegaban muy esporádicamente porque Odeón que era la empresa para la que grababa no enviaba sus discos por estos contornos. De sus contemporáneos era muy conocido su paisano Agustín Magaldi, casi siempre en su dueto con Pedro Noda; otro de los cantantes pre-gardelianos fue el barítono Canaro Juan Pulido, quien hasta de charro se vestía y dramatizaba a veces hasta la exageración los tangos, que también hay que tener en la cuenta eran arrabaleros, de muerte, desengaño, borracheras y amores idos.
Los primeros tangos que aquí se hicieron, datan de por allá de fines de la década de 1910, y fue el dueto de Wills y Escobar quienes recorrieron el continente con sus canciones, viajaron a la argentina, en aquel país ya existían algunos grupos colombianos denominados: Los Antioqueños, Conjunto Bogotá, Lira Payanesa, quienes interpretaban con predilección tangos, como si fueran de allá; al regresar Wills y Escobar, trajeron estas experiencias y untaron por primera vez –creo yo- a los colombianos de tango porteño, en los días de su llegada un poeta bogotano les dio la letra de una danza que se llamó Ribereña, y que en algunos apartes dice: “Lúbrico tango, vibrante/ de alegre y ágil compás,/llevas airoso y radiante,/el calor por donde vas;/soberano de placeres/ estallan, ante tu ardor/ en caricias las mujeres/ y los hombres en amor”. Surgieron tangos, que eran tangos apasillados o abambucados, tales como: Bogotanita de Diógenes Chávez Pinzón, Única Flor de Cipriano Guerrero, Barranquillerita, anunciado este último como tango criollo de Gabriel Escobar Casas, Que Mujeres de Jerónimo Velasco, y Dolor que Canta de Luis A. Calvo.
Pero la cosa no pasó de ese punto, se escuchaban y eran de moda entonces algunos tangos como: Loca, Padre Nuestro, Nubes de Humo, La Provinciana, La última Copa, El pibe, Caminito... Otra forma en que llegaban tangos esporádicamente a Colombia, era en compañías de zarzuelas, de teatro y en circos, que como complemento de sus funciones traían algún grupo o cantante; se recuerda que por allá en 1927 vino a Colombia la compañía de Camila Quiroga, quien tenía un trío conformado por el violinista Remo Bolognini, el pianista Roberto Tachi y el bandeonista Augusto pedro Berto.

EL FENÓMENO GARDEL:
Carlos Gardel fue contratado entonces para filmar algunas películas dada su fama, las primeras las hizo en Europa y no sonaron mucho, luego en Estados Unidos fue contratado para hacer otras, aquí fue un hit, su pinta de galán, su voz y esa forma de decir el tango, revolucionaron el ambiente artístico de la época. Colombia comenzaba a absorber esto. Gracias al éxito de sus películas, la Víctor lo contrató para grabar sus éxitos y ahí fue que sus discos se popularizaron y alcanzaron muy pronto tirajes inmensos; para 1935 decide volver a su Buenos Aires querido, y por derecho decide ir en gira por los países latinos, hasta que pasó lo de aquel 24 de junio, precisamente en Medellín-Colombia. Esto acabó de definir por fin el acendrado amor por el tango.
Gardel grabó seis canciones colombianas, el pasillo: Mis Flores Negras; los bambucos: Asómate a la Ventana, Tras las verdes Colinas, Mis Perros, El Vagabundo, y el tango El Brujo, que aunque no fue hecho en Colombia, su letra la escribió el poeta y escritor bogotano Eduardo Carrasquilla Mallarino (prestigioso periodista que colaboró en Caras y Caretas, fue corresponsal en Europa y publicó algunos libros), los que musicalizó Juan Carlos Bazán, tango que obtuvo el primer premio en el concurso de los discos "Nacional" del año 1925 en Argentina:
“Una vez, en momentos de encanto,
una bruja, de amor me embrujó;
con sus ojos tan grandes y llenos
de fuego, más fuerte, que el fuego del sol”.

VIAJAN LOS PRIMEROS TANGOS COLOMBIANOS:
Como ya se estaba volviendo pegajoso este aire, los colombianos comenzaron a componer más en serio tangos, con letra y música eran enviados a Estados Unidos y Argentina, este último país comenzaba ya a perfilarse como centro de grabaciones de las principales marcas de discos. Uno de los primeros tangos enviados al extranjero con letra y música de Colombianos, fue La Demanda, con letra del antioqueño Santiago Vélez Escobar, alias Caratejo y música del caldense Rafael Moncada, la cual fue enviada a Hollywood para ser grabada el 22 de marzo de 1933, por el misterioso dueto de L. Posada y El Payador Argentino, quienes no eran otros que Lupe Posada y Luis Valente:
“A tus plantas me arrodillo señor juez,
a demandar a este pícaro ladrón
que entre tanta claridad del día
en la calle me ha robado el corazón...”
Son de Campanas y En la Calle, fueron dos tangos con letra de Tartarin Moreira (Libardo Parra Toro) y música de Carlos Vieco Ortiz, que los señores Bedout, quienes eran los distribuidores de discos Víctor en Medellín, enviaron a Buenos Aires para que fueran grabados por Agustín Magaldi, es más la letra de Son de Campanas fue dedicada a una copera, cuya letra dice:
“Bebé por esa mujer,
me ordenan esas campanas,
y obediente a su querer,
yo bebo a más no poder,
y nunca quito las ganas...”
Ya que estamos hablando de la música de Magaldi La Voz Sentimental del Tango, recordemos los otros discos colombianos que grabó: los bambucos Embriaguéz de Llanto (Letra y música de Tartarín Moreira) y Montañerita Mía (letra de Tartarín y música de Manuel Ruíz Blumen); y hubo otro que llamaron –Magaldi y Noda- Súplicas, que aparece como de J. A. Zantsky-R. Florán, el cual tiene el precedente de que su nombre original es Tu Tienes un Alma, compuesto por los antioqueños Germán Benítez y Pedro León Franco, con letra del poeta Jesús María Trespalacios; se recuerda que este último vals también lo grabó el trío Irusta-Fugazot-Demare.
De Antioquia más que todo salen estas partituras, el maestro Hernán Restrepo Duque, en un artículo periodístico titulado Tango con ruana y cotizas, dice: “Increíble, si señor, pero el mejor cantor de tangos de todas las épocas después de Gardel, Edmundo Rivero, inició su carrera discográfica cantando tangos de autores antioqueños. Rigurosamente histórico. Rivero compartía los cantables con la orquesta de Horacio Salgan, nada menos, con Carlos Bermúdez. Salgán no tuvo chance con las disqueras, y Rivero y Bermúdez que redondeaban su sueldo acompañando con guitarras a conjuntos folclóricos que realizaban grabaciones de temas que le encargaban a la Odeón desde Medellín y que por supuesto no circulaban en Buenos Aires, conformaron un dúo llamado Los Cantores del Valle”, grabaron muchos temas entre los que figuran Quiero que Sufras, de Arturo Ruíz del Castillo, La Ingrata de Carlos Washington Andrade y Carta Infame de Eduardo Murillo,
“Era esa amada toda mi existencia
solo ella era mi ilusión,
por ella sola feliz era mi vida
y ahora solo mi alma es de dolor”
José Barros fue un trotamundos, nacido a orillas del río Magdalena en una población llamada El Banco; muy joven se destacó como compositor y cantor de sus propios temas que por cierto fueron tangos: Cantinero Sirva Tanda (grabado en 1945 para la Víctor en Ecuador), Mal Jugador, Ingrato Amor, Oiga Compadre, luego fue el cantor y compositor de moda de las orquestas de música de baile. Sus composiciones las grabaron artistas de talla internacional como: Los Trovadores de Cuyo, El Conjunto América, Charles Figueroa; entre sus composiciones sobresalió un tango que fue grabado por muchos, su mejor versión tal vez sea la de Carlos Dante, se trata de Viejo Carrusel:
“Quien te ha dicho que por falta de tus besos,
voy a hacer un desgraciado en el amor
si tu sigues el camino de la vida,
yo me quedo entre los humos y el licor...”
Muchos, pero muchos serían los tangos grabados por extranjeros, nacidos en Colombia cuya lista sería interminable, es solo una muestra documentada.

ALGUNOS MOVIMIENTOS TANGUISTICOS EN COLOMBIA:
Es bueno no olvidar que el bogotano Carlos Molina, quien hizo parte de los primeros elencos de cantantes que vestidos como típicos gauchos, cantó tangos en los grandes negocios de los Estados Unidos, con su orquesta grabó algunas piezas y tal vez para muchos la mejor versión instrumental de La Cumparsita; los colombianos Briceño y Añez, bambuqueros y pasilleros de tiempo completo, grabaron algunos de los primeros tangos en el norte, tales como: Loca, El Pibe, Caminito.
El ambiente de tango se iba volviendo común, y ya no era aceptable escuchar aquellos discos a 78RPM en vitrolas y rocolas; lo que se venía era tango en vivo, y para ello comenzaron en Medellín –la capital del tango en Colombia- a traer algunos cantantes y a formar otros. Así es que nacen los famosos festivales de tango, que comenzaron con mucho alborozo, pero que pronto se fueron a pique por la envidia e intereses de particulares. Hernán Restrepo Duque ese gran investigador a quien le debemos en mucho el que se conozca tanto de tango, por tanto fue éste quien revivió en los discos RCA Víctor, cuando era el encargado por parte de Sonolux de publicar el catálogo, discos a los que les hacía una selección maravillosa con notas al reverso, mencionemos esos estupendos álbumes que sacó de Alberto Gómez, Hugo del Carril, Agustín Magaldi, Jorge Omar, Agustín Irusta, Andrés Falgás, Francisco Canaro, Juan D´Arienzo, Carlos Gardel, Edmundo Rivero.... al mencionado Restrepo Duque, leemos en algunos amarillentos periódicos sobre aquellos festivales que se hicieron en Colombia: “Aunque no se llamó así propiamente –incluso el nombre estuvo registrado legalmente y se podía usar el primer Festival de Tango que tuvo Medellín se organizó en 1952 y lo protagonizó Guillermo Casali, un veterano que imitaba al zorzal y que había trabajado en el cine argentino...en Medellín tuvo Casali una larga y triunfal actuación radiofónica que culminó con una radionovela biográfica sobre Gardel cuyo final tuvo lugar en un escenario que se construyó en medio de la plaza de toros La Macarena y en donde personificó al mitológico cantante alternando con la orquesta de Raúl Iriarte”.




YA VIENEN LOS CANTORES A GRABAR AQUÍ:
Los años de 1950 y siguientes fueron importantes para el desarrollo del tango en Colombia, primero porque ya la industria fonográfica iniciaba actividades, estas empresas comenzaban a allegar los artistas extranjeros que visitaban nuestro país, recordamos que cuando Héctor Haro (que aunque ecuatoriano, interpretaba con estilo los tangos) visitó la ciudad de Medellín, en el sello Lyra hizo algunas grabaciones con guitarras. Luego Alberto Gómez visita la ciudad y Sonolux lo pone a grabar un L.P, con una orquesta dirigida por el maestro Luis Uribe Bueno; lo mismo sucedió con Agustín Irusta quien visitó la ciudad en 1951, y también lo contratan para grabar nuevamente sus éxitos; fueron luego Andrés Falgas, Alberto Podestá, Juan Carlos Godoy, Oscar Larroca quienes vinieron con Alfredo de Angelis; por aparte y en diferentes épocas también nos visitaron: Carlos Dante, Héctor Palacios, Libertad Lamarque, Mercedes Simone, y otros que aquí estuvieron y hasta dejaron sus huesos: Carlos Gardel, Raúl Iriarte, Armando Moreno y Pepe Aguirre.
Un disco que revolucionó el tango en Colombia fue Lejos de Ti, es uno de los tangos más importantes de Colombia, casi nadie cree que sea de este país, muchos lo asimilan de inmediato a Buenos Aires. Pero lo más gracioso del caso es que cuando se grabó por allá en 1959 con el acompañamiento del cuarteto Los Caballeros del Tango y la voz del argentino Raúl Garcés no pasó nada, no se vendió; solo cinco años más tarde los dueños de un taller de reparación de pianos traganíquel compraron esos –huesos- y los pusieron en las radiolas que arreglaban, que sorpresa cuando al sonar estos aparatos se escuchó en todo Medellín y luego por todo el continente:
“Hoy que la lluvia entristeciendo esta la noche,
y las nubes en derroche tristemente veo pasar,
viene a mi mente la que lejos de mi lado,
el cruel destino ha posado sólo por verme llorar.
Y a veces pienso que es tal vez mi desventura,
La causa de esta amargura que no puedo soportar,
quiero estar al lado de ella para decirle que es bella,
para decirle que nunca podré dejarla de amar.
Pero estoy lejos de ti, sin saber como estarás,
si estarás pensando en mí o no me recordaras.
Sólo sé que yo te quiero con una inmensa pasión
Y que mi más grande anhelo
es que no olvides mi corazón”
Hubo algunos cantores criollos que hicieron buenas migas con el tango dejando algunas muestras de ello, recordamos a: Carlos Julio Ramírez, José Barros, Oscar Agudelo, Noel Ramírez, El Caballero Gaucho (Luis Ramírez), Aura Cardozo, Alfonso Galdini (imitador de Magaldi, quien formó un dueto con Miguel Ángel Nova llamado Galdini-Nova), El Pibe Campos, Bernardo Saldarriaga, Alberto Rossi y Maria Alba, entre tantos otros...

UN COMENTARIO OFENSIVO:
"Sospechamos –dice Bernardo Echeverri, en una revista de aficionados de tango de Cali- que las circunstancias socio-culturales y económicas han sido la incubadora en que se crió nuestra tangofilia colombiana, lastrada por una especie de desconcertante, discordante y disonante caos melomaníaco, que lleva a delirar lo mismo con una pieza maestra del Gardel como "Cuesta abajo", "Volver" o "Soledad", que con cualquiera de los desastrosos pasodobles interpretados por Enrique Rodríguez y su Orquesta; con una insignificante rancherita cuyo único mérito es ser paisana del Tango; o en últimas, con cualquier foxecito inocuo y desabrido de esos que plagan las mezquinas frecuencias de la tanguedia nacional. La confusión melomaníaca es la enfermedad de los coleccionistas tradicionales de Tango. Su labor carece de tamiz salvo para filtrar las manifestaciones de las extraordinarias corrientes renovadoras del Tango de mediados de los años 40. Esta enfermedad del coleccionista se vuelve fanatismo feroz cuando con iracunda tozudez pretende oponer a las ambiciosas y formidables innovaciones de Salgán, Piazzolla, Pugliese o Stampone, los machacones sonsonetes en 2x4 de Rodolfo Biagi. Por fortuna, el Tango es tan rico y caudaloso en virtudes melódicas, armónicas y literarias, que no se deja ahogar en el mal gusto del coleccionista. La ‘democracia estética’ es inaceptable. Si la democracia política nunca ha existido, la democracia estética nunca deberá existir". Para mí es insólito que se trate de esta manera el tango que con tanto empeño se ha posicionado en nuestra tierra, y que si no fuera por esa popularidad que tanto ofende a estos señores no sería lo que es hoy. Lo de los coleccionistas es un precedente absurdo de criticar, a no ser por estos hombres muchas melodías se perderían; además como empezaron los grandes tanguistas sino tocando para orquestas populares y escuchando tangos cantineros; así que es ofensivo tratar al tango sencillo y del pueblo en cualquier cosa que no merece cuidado ni valoración.

Todavía sigue el ambiente de tango, la cultura esta muy arraigada y aún en las nuevas generaciones se cultiva el tango, es más existen academias especializadas en este género. Aún hay mucha cuerda para rato –esperemos- y que Colombia siga haciendo historia, manteniendo encendida la llama del amor patrio así en la paz como en la guerra, así en la prosperidad como en los tiempos difíciles, así en los momentos de tristeza como en los días de fiesta.
“Te admiro tanto Colombia,
tus bellezas, tus mujeres,
los muchachos tan amigos
que en cualquier parte encontré...
Pueblo de Colombia, tenme en tu recuerdo,
te llevo en el alma y jamás te olvidaré!”
Charlo
………..
Mauricio Restrepo Gil es Socio Correspondiente de la Academia del Tango del Uruguay

Tango en Colombia - Charlo

Tango en Colombia

Letra de Charlo
Música de Charlo
Colombia 1956

Salí a buscar una esperanza
un cariño, una ilusión...
busque y todo era niebla en mi alma,
busque con la gran fe de encontrarla,
después Dios la puso en mi camino
y el destino nos unió.
Viví, viví lo que era mi sueño,
juro, juro que yo era su dueño,
después, después solo tango y llanto,
aguardiente y nada mas.

Jamás pensé que aquí en Colombia
si quisiera tanto el tango,
me fascina la bohemia
de su loca juventud,
también yo dije "La quise mucho"
y oyendo tango yo también me emborrache.
Te admiro tanto, Colombia,
tus bellezas, tus mujeres,
los muchachos tan amigos
que en cualquier parte encontré...
Pueblo de Colombia, tenme en tu recuerdo,
te llevo en el alma y jamás te olvidare!

Ayer no pude dormir pensando
en que un día he de partir,
aquí halle abiertos corazones,
viví tantas bellas emociones;
yo sé, como artista es mi destino,
es mi sino andar y andar...
Desde hoy, basta que sea colombiano,
será para mi como un hermano,
y yo aquí les dejo este tango
que salio del corazón.
............

Charlo

Carlos José Pérez de la Riestra, conocido popularmente como Charlo (7 de julio de 1905, Buenos Aires - †30 de octubre de 1990), cantante, músico, pianista, actor y compositor argentino.
El estilo Charlo
Se inició con un estilo completamente gardeliano (escúchese, por ejemplo, su grabación de "Las vueltas de la vida", de 1928), del que fue desprendiéndose sabiamente, para llegar a ser de modo inconfundible él mismo, el inmenso intérprete que todos hemos admirado por su excelente tesitura, su innegable afinación, su casi virtuosismo. Era además excelente ejecutante de piano, acordeón, violín y guitarra, y un finísimo compositor que a veces escribió también sus propias letras. "Muchas cosas tenía para escuchar, lógicamente a Gardel. Y era caer en una huella muy trillada (..) Lo más importante de una artista es tener personalidad. Era la convicción de no poder hacer las cosas mejor que Gardel, y porque segundas partes nunca fueron buenas." (Charlo, en el mismo reportaje).
El Disco
En ese momento Charlo no actuaba ni en radio ni en teatro, pero grababa discos para el sello "Electra". El señor Améndola, tío de Juan D´Arienzo, era el dueño de esa grabadora, donde quedaron registrados veinte temas, entre ellos cuatro con letra y música del propio Charlo, acompañado en guitarras por Vicente Spina y Miguel Correa. Ese mismo año, 1925, es contratado por "RCA Víctor", y en su primer disco dejó registrados dos tangos suyos: Con letra de Celedonio Esteban Flores, "Costurerita", y con letra de Francisco Brancatti, "Pobre varón".
Galán Cantor
A partir de 1927, ya abandonada su carrera de abogado, debutó como galán cantor en las famosas revistas, género muy en boga por aquel entonces. Esas obras estaban escritas y dirigidas por tres grandes del teatro y del tango: Manuel Romero, Ivo Pelay y Luis Bayón Herrera.
Mientras se desarrollaba la temporada, fue a buscarlo el representante Miguel Bucino, quien le informó que Francisco Canaro quería grabar con él en el sello "Disco Nacional Odeón", dado que Charlo se había desvinculado de la casa "Víctor" y ya había grabado para "Odeón" con la orquesta de Roberto Firpo, aunque esos discos nunca salieron a la venta. La propuesta de Canaro, quien -según Charlo- fue a verlo para que reemplazara Roberto Díaz, como estribillista de su orquesta, fue que le pagarían treinta pesos por cada estribillo cantado, y su nombre no figuraría en las etiquetas, tal como era costumbre hasta los primeros años de la década del '40. Recién cuando se reeditaron esas grabaciones en formatos distintos a los discos de 78 r.p.m., pudo rescatarse en algunos casos los nombres de los estribillistas. Lo primero que grabó con Canaro fue el célebre vals boston "Ramona", y el tango "Lindo tipo de varón". Charlo también realizó grabaciones con la orquesta de Francisco Lomuto, que era artista del mismo sello. Su producción discográfica llega a mil cien registros.
Los concursos de la casa "Max Glucksmann"
Paralelamente, con la orquesta de Francisco Canaro, Charlo cantaba los versos de los temas presentados en los concursos que organizaba la Casa "Max Glucksmann" en el "Gran Palace Theatre". Algunos de los tangos cantados por Charlo fueron "Duelo criollo", de Lito Bayardo y Juan Razzano; "Piedad", de Carlos Percuocco y Luis De Biasse; "Te aconsejo que me olvides", de Pedro Maffia y Jorge Curi, y "Alma en pena", de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez.
Trabajo intenso
El año 1926 fue de una intensa actividad para Charlo. Ensayaba todos los días durante cinco horas, y practicaba vocalización con su maestro de canto Enrico Castronuovo. Además grababa con Canaro, con Lomuto y como solista. Tres veces semanales actuaba en radio, y en los fines de semana se presentaba en los principales cines de la Capital y sus alrededores.
Radio
De Radio Cultura, donde era primera figura, pasó a LOY, Radio Nacional, hoy Radio Belgrano. En esta emisora no sólo era cantor solista, sino que trabajaba como locutor anunciando sus propias interpretaciones, y también daba la hora oficial.
Proyección internacional
Gracias a la difusión de sus discos la voz de Charlo se hizo muy popular en toda América, especialmente en los países limítrofes. Esto le abrió las puertas al exterior, y supo aprovecharlo. Primero fue Uruguay, contratado por la Casa "Max Gluscksmann" para inaugurar el cine "Rex" de Montevideo. Aunque tratándose de tangos no se puede hablar de Uruguay como "exterior", ese fue su primer viaje profesional fuera de nuestro país.. Su primera gira importante comenzó en 1938, actuando con suceso en Chile. "Esta es tu oportunidad, vestite y cantá como sabés, y vas a ver que vas a matar", le había pronosticado su manager José Razzano, y tuvo razón. Actuó luego en Bolivia, Venezuela, Cuba y los Estados Unidos. Principalmente en La Habana y en Lima su éxito fue tal que lo catapultó a la fama, consagrándolo como sucesor de Gardel. En sucesivas giras siguió ampliando su éxito. En Brasil, como en los países anteriormente citados, entonó tangos, boleros y folklore. Otros lugares desde donde alcanzó reconocimiento fueron Panamá, Portugal y España. En estos dos últimos países estuvo radicado a partir de 1955, cantando a dúo con su compañera Sabina Olmos en el espectáculo "Estampas de Hispanoamérica", ofrecido por la televisión y en el casino de Estoril, y más tarde en el cine y la televisión española. De allí pasó a actuar en Francia y Bélgica, y por último, en 1956, visitó Colombia, donde fue recibido con gran suceso no sólo el músico y cantor de tangos, sino un Charlo universal intérprete de ritmos melódicos y tropicales. En esa gira compuso unos de los últimos éxitos: su "Tango en Colombia".
Cine
Se permitió el lujo de incursionar en un medio tan difícil como el cine, rodeado de primeras figuras y sin desentonar. Sus dotes de galán y sus condiciones físicas le permitieron hacerlo con holgura. En 1935, con Mario Soffici, participa en "El alma del bandoneón", donde luce sus cualidades de cantor. En 1936, ahora dirigido por Luis César Amadori y junto a Pepe Arias, la Negra Bozán y Alicia Vignoli, participa en el film "Puerto nuevo". Trabajó también en "Carnaval de antaño" dirigida por Manuel Romero. En el rodaje de este film, conoció a la que sería su mujer hasta 1969, Sabina Olmos. Los acompañaban además Florencio Parravicini, Sofía Bozán y Enrique Roldán. Actuó también en "Los troperos", "Los muchachos se divierten", "Un sueño y nada más" y otras películas, en algunas de las cuales fue protagonista. Además participó en varias filmaciones en España.
La amistad con Edmundo Rivero
Dos estilos diferentes, casi enfrentados: Por un lado el tango reo de Edmundo Rivero, por el otro el tango de salón de Charlo. Curiosamente se habían conocido cuando Edmundo entró como cuarto guitarrista acompañante de Charlo. Allí nació una amistad que los unió hasta el final. Primero fue Charlo quine lo ayudó, antes de que Leonel se decidiera a cantar. Con el tiempo el creador de "El viejo almacén" también le tendería una mano, con esa generosidad y bonhomía que siempre lo caracterizaron. Se los solía ver en el desaparecido "Marabú", cuando ambos compartían cartelera, y a pesar de los estilos opuestos cantaban juntos más de una vez, especialmente temas folklorícos y milongas pampeanas. Ambos compartían la amistad de ese otro fenómeno llamado Homero Manzi.
El compositor
De su autoría quedaron cuatro tangos instrumentales y siete que tienen además letra del mismo Charlo, y alrededor de treinta temas más con letras de Luis César Amadori, José González Castillo, José María Contursi, Esteban Celedonio Flores, Cátulo Castillo, Francisco Bohigas, Homero Manzi y Enrique Domingo Cadicamo.
Músicos que lo secundaron
Actuó primeramente, en forma simultánea, con Francisco Canaro y con Francisco Lomuto, ya que los tres estaban contratados por el mismo sello grabador. Antes había cantado con Roberto Firpo. Luego con Adolfo Carabelli, con Salvador Ruiz de Luna en España, con Héctor Stamponi, Roberto Pansera, Lamarque-Ponce, Demare-Vardaro y la "Orquesta Típica Víctor". En 1939 hizo una gira acompañado por un trío compuesto por Osvaldo Pugliese, Federico Scorticati y Juan José Gallastegui, en piano, bandoneón y violín respectivamente. También cantó acompañado por la orquesta de Osvaldo Requena, y tuvo además entre sus más calificados guitarristas a Iriarte, Iglesias, Besada y Arrieta, sin olvidar el paso por su conjunto de Edmundo Rivero, Roberto Grela y Vicente Spina.
Actividad gremial
A pesar de la intensa labor artística que siempre desarrolló, Charlo encontró tiempo para preocuparse por la suerte de los que dedican su vida al espectáculo, y trabajó en demanda de mejores condiciones laborales para los músicos, los cantantes y demás integrantes del varieté. Esto lo llevó a ocupar la secretaría general de la Unión Argentina de Artistas de Variedades.
Homenajes
Al celebrar sus 50 años con el tango, se lo homenajeó en el Teatro Solís, máximo escenario montevideano.
El 29 de junio de 1990, en un acto realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, y junto a otras cuarenta personalidades, Charlo fue distinguido como Académico de Honor por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina.
Cuatro meses después de recibir la distinción de Académico de Honor, el 30 de octubre de 1990, Charlo murió en Buenos Aires a los 83 años.

jueves, 3 de mayo de 2007

El Caballero Gaucho


El Caballero Gaucho

Luis Ángel Ramírez Saldarriaga es conocido en el ámbito na­cional, internacional y musical como El Caballero Gaucho, quien nació en la ciudad de Pereira el 10 de junio de 1917, pero sus años juveniles los vivió en Ansermanuevo. Su padre Pedro Anto­nio y su madre Carmen Emilia, cantaban y hacían un dueto pareci­do al de Margarita Cueto y Juan Arvizu; o sea que lo del canto a Luis Ángel le vino por herencia.
Cuando por primera vez se presentó a un programa de aficio­nados en la emisora de Armenia Pregones del Quindío, lo botaron a la calle y le recomendaron que cogiera café. En ese tiempo Luis Ángel había conseguido un destartalado tiple y con un método práctico de enseñanza se fue guiando y aprendió sin que nadie le enseñara; fue tan persistente este hombre que volvió a esa emiso­ra, pero esta vez sí ganó el primer puesto y como premio recibió dos camisas, jabones y un pantalón.
Su padre le enseñó la ebanistería; así que cuando su familia se trasladó a Pereira éste fue el oficio que desempeñó. Con su her­mano José Ramírez y su primo Luis Bernardo Saldarriaga (poste­riormente excelente compositor y segunda voz del dueto Los Pamperos) conformó el trío Los Trovadores Andinos, que actua­ron en La Voz de Pereira durante varios meses. Cuando Luis Án­gel cantó allí un tango como solista, inmediatamente le firmaron un contrato por cuatro años; el día del debut el dueño de la emisora le dijo:
-Hoy canta usted a las nueve de la noche.
-Pero señor, yo he visto que en los carteles dice que a esa hora canta alguien a quien llaman El Caballero Gaucho,
-Es que desde ahora hemos decidido, que usted se llamará El Caballero Gaucho.
Posteriormente fue llamado por Codiscos donde grabó el tango Cuando te conocí; luego pasó a Discos Fuentes en 1958 y allí impuso éxitos nacionales como Al final del camino, Siem­pre solo, Para ti madre, Regalo divino, Te llegó la mala, Goteras, Del mismo lodo, Perdón por tu amor, Dolor gau­cho, Misiva amarga, Pasión sin nombre, Veneno mortal, Cuando todo te falte, El vals de la ilusión, Viejo farol, Amores de arrabal, Alma de mujer, Viejo juguete, Lejos del tambo, Cuando llora un hombre, Gotas amargas, Cobarde corazón, Junto a tí, Flor de boutevard y muchos, pero muchos otros.
Luis Ángel le comentó al antropólogo y escritor Carlos Humberto Hiera que ha sido exclusivo de Discos Fuentes durante treinta y dos años y que a lo largo de sus más de cincuenta años de vida artística ha grabado unas ochocientas canciones, siendo cien­to ochenta de su propia inspiración. Es considerado uno de los máximos intérpretes de la música pampera con estilo guasca.
El Caballero Gaucho le comentó al investigador Juan David Arias lo siguiente: "El tango Viejo juguete lo compuse en Medellín en la ave­nida Abejorral con San Marcos; eso fue en el año 1956, me subí a la terraza del hotel donde me hospedaba para despejarme un poquito y vi ahí al frente, en la terraza del otro lado de la calle, a dos niñitos muy bien vestí di tos que jugaban y se veía que eran de familia bien acomodada; de pronto a uno de esos niños como que no le gustó su juguete y lo tiró a la calle; yo seguí el juguetico con la mirada hasta que cayó a la avenida Abejorral. En ese instante un niño de apariencia pobre que iba tomado de la mano de su mamá, se lanzó a la calle en pos del juguetico que había caído, pero desgraciadamente en ese instante pasó un bus que inmediatamente terminó con su vida. Después de ver esta trage­dia solo me demoré veinte minutos para hacer el tango.
Cierto día estaba yo con unos amigos, era un matrimonio jo­ven al que yo estimo bastante; después del almuerzo él y yo nos despedimos de la esposa, pero cuando él se le acercó a darle un beso ella le voltio la mejilla. En el camino mi amigo me dijo: -¿Te diste cuenta del detalle de aquella? -Y yo le contesté: -No le haga caso, ya que ahora dan besos por costumbre. De ahí salió mí can­ción Besos por costumbre.
Si la canción no rima, yo creo que no hay nada. Para uno componer Viejo farol y todas esas canciones que yo he com­puesto, se necesita haber aprendido mucha poesía y mucha métri­ca: yo aprendí bastante leyendo a Jul io Florez y Porfirio Barba Jacob.
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Yo no quería llamarme E! Caballero Gaucho pero así me pu­sieron; incluso, en cierta ocasión me llamó el doctor Ramírez Johns para que grabara en Discos Silver, pero yo le puse como condi­ción que me quitara el mote de Caballero Gaucho, que yo no era gaucho sino colombiano, que yo había nacido en Pereira. que me gustaba el folclor nuestro y que no era argentino; pero él me contestó: -Vea hombre, todas las cartas que usted ve en estos costales, son cartas para El Caballero Gaucho; de manera que si no es del Caballero Gaucho, yo no le puedo grabar.
Eso de Caballero Gaucho fue un mote que me puso el maestro Luis Carlos González, el compositor de La ruana, que era muy amigo de Mario Arango Mejía, mí patrocinador; resulta que ?lm día en la emisora de este señor, mi primo Bernardo Saldarriaga me propuso que cantara un tango y yo interpreté Cancionero.
Entonces don Mario preguntó: -¿Quién cantó eso? -Lo canté yo don Mario-. Recibimos muchas cartas en las que me felicitaban y donde manifestaban que querían volverme a escuchar; pero para esa nueva presentación se requería un nombre ya que Luis Ramírez no quería decir nada. Propusieron algo así como Luis de la Rosa, Luis de la Roca, Luis de la Fuente, hasta que Luis Carlos González dijo: -Con esa voz, póngalo El Caballero Gaucho; y así me quedé hasta el día de hoy, que no sé si Luis Ramírez arrastra al Caballero Gaucho o El Caballero Gaucho arrastra a Luis Ramírez.
He ganado dos discos de platino, tres de oro y un Óscar de oro que me lo dieron en New York en un mano a mano con Los Niches y Los Visconti en tres días de concierto, pero el público me lo dio a mí.
Aunque no es antioqueño lo traigo a este libro, porque El Caballero Gaucho ha significado para nuestro pueblo campesino, lo mismo que Carlos Gardel para el pueblo argentino; Luis Ángel Ramírez es el cantor de tangos criollos y guascas por excelencia y es de los grandes ídolos de nuestro hombre trabajador y mon­tañero.
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De Burgos Herrera, Alberto. Música del Pueblo Pueblo. Medellín, Lealón, 2006
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Abel de J. Salazar



Abel de J. Salazar

Abel de Jesús Salazar Abel de í. nació el 5 de septiembre de 1910 en Jericó (Antioquia) y era hijo de Félix Salazar y Rita Acevedo; en la familia hubo mucho ambiente musical, pues tíos y otros familiares toca­ban algunos instrumentos de cuerda. De Jericó, la familia Salazar Acevedo emigró a Caramanta y de ahí pasó a Finlandia (Quindío); en esta población Abel de J. frecuentaba la casa de su tío Daniel Acevedo Velásquez quien poseía una inmensa fonoteca y además tocaba guitarra, dulzaina y unas campanas que hacía sonar con sus pies.
A Abel Se le conocía en Chinchiná (Caldas), lugar donde residió en sus últimos veintiún años, como "El Cantor de Chinchiná" y tuvo en esta población un bar que se llamó El Cantor, donde se reunían artistas, músicos y can­tantes.
Daniel Acevedo le enseñó a tocar guitarra y a sentir el amor por la música, pero posteriormente se fue a Armenia, Medellín y Pereira donde se relacionó con José Macías, Obdulio Arias, Pacho Bedoya, Eladio Espinosa, Noel Ramírez y otros, que aunque to­davía no eran famosos, sí se les consideraba buenos músicos.
Formó un dueto con Eladio Espinosa, lo denominaron Salazar y Espinosa y cuando se separaron, Eladio se unió a Pacho Bedoya y constituyó el famoso Espinosa y Bedoya. Salazar y Espinosa grabaron melodías de la inspiración de Abel como el tango Triste desilusión y el bambuco Brindis por los muertos donde compartió autoría con Federico Buitrago. Posteriormente Salazar hizo dueto con Octavio Ríos; pero cuando se separaron este últi­mo se unió a José Macías conformando el famosísimo Ríos Macías; por eso se dice que Abel de J-, fue el iniciador de Espinosa y Bedoya y de Ríos y Macías.
La primera composición de Abel de J. Salazar fue el tango Por tu culpa, en 1927, que la grabó como solista y luego regrabaron Noel Ramírez y Ospina y Peláez; fue muy amigo de Tartarín Moreira, Washington Andrade y José Barros entre otro, pero seguramente no fue tan bohemio como ellos.
El Conjunto América en 1942 le grabó el tango Frente á frente, que también lo cantaron Los Campaneros y el Dueto Suramericano; en 1945 el cantante chileno Pepe Aguirre le grabó la melodía Cruel incertidumbre que lo convirtió en un compositor conocido a nivel continental. El dueto argentino Llamas Barroso le interpretó el pasillo Amor en silencio que fue dedicado a una prima que se anidó en su vida, pero que tiene música de Pacho Bedoya; el conjunto de Pedro Sánchez con la voz de Albert Romero le grabó Vivir por no dejar y el bolero No estamos de acuerdo, aproximadamente en 1940.
La orquesta del maestro argentino Enrique Rodríguez le inter­pretó en 1971 el tango Dilema y razón y milonga Serás peni­tente en las voces de Ernesto Falcón y Cruz Montenegro. El can­tante José Reynel le grabó Pobres los muchachos y Jugué al amor jugué al azar, pero es bueno recordar que el Conjunto América también le grabó el vals Optimismo; Jorge del Moral le interpretó la milonga Donde quiera que estés y Marfil y sus Montañeros le grabaron el pasillo Si yo pudiera y el vals Emma en la Odeón argentina.
También Los Yumbos le grabaron la zamba A las puertas del olvido y Embustera y la última conformación de Los Trovadores de Cuyo le interpretaron el pasillo Ayer no más ayer. Ospina y Peláez le grabaron Las hijas del barrio. Abel de J. también es el compositor de la danza A las doce de la noche.
Eladio Espinosa, Octavio Ríos y Abel de J. Salazar en cierta ocasión viajaron a Bogotá, donde permanecieron un tiempo y allí se hicieron muy buenos amigos del caudillo Jorge Eliécer Gaitán a quien le gustaba que ellos le interpretaran la canción La pollita.
Abel de J. Salazar hizo el pasodoble Manuel Benítez "El Cordobés" y otro titulado César Rincón, una cumbia que le gra­bó Ricardo González y su Conjunto y un currulao Los villancicos; se calcula que compuso unas cuatrocientas cincuen­ta canciones.
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De Burgos Herrera, Alberto. Música del Pueblo Pueblo. Medellín, Lealón, 2006.